Un grupo internacional de científicos, encabezado por la Universidad de Cambridge, ha descubierto uno de los mecanismos clave que el cerebro emplea para tomar decisiones importantes.
El estudio proporciona nuevos conocimientos sobre el funcionamiento del centro ejecutivo, una de las zonas más cruciales del cerebro, situada en la parte frontal. Esta región se encarga de reunir la información necesaria para planificar y tomar decisiones acertadas, y su operación resulta ser notablemente compleja.
Cuando nos detenemos a pensar antes de tomar una decisión significativa, el cerebro realiza lo que se conoce como una “simulación mental”, en la que visualizamos los diferentes resultados que podrían derivarse de nuestras posibles elecciones.
Este proceso es clave en la planificación de nuestras acciones cotidianas. Pero, ¿cómo realiza el cerebro estas simulaciones?
Según los investigadores, la respuesta está en la interacción entre la corteza prefrontal y el hipocampo. La corteza prefrontal actúa como un “simulador”, probando mentalmente posibles acciones utilizando un mapa cognitivo almacenado en el hipocampo. Este mapa nos permite evaluar las consecuencias de nuestras decisiones futuras antes de llevarlas a cabo.
Revelan el mecanismo clave del cerebro
Aunque se sabía desde hace tiempo que la corteza prefrontal está involucrada en la toma de decisiones y que el hipocampo juega un papel fundamental en la formación y almacenamiento de recuerdos, el rol exacto de ambas estructuras en la toma de decisiones complejas no estaba del todo claro.
Gracias a la interacción entre la corteza prefrontal y el hipocampo, somos capaces de adaptarnos rápidamente a situaciones nuevas, como cambiar de ruta si encontramos un camino bloqueado. Los científicos validaron este modelo utilizando tanto datos conductuales como cerebrales. Para ello; realizaron experimentos donde los sujetos navegaban por un laberinto en línea mientras se medía el tiempo que dedicaban a pensar antes de tomar cada paso.
Una de las sorpresas más interesantes de la investigación fue la similitud entre el comportamiento humano y el de las redes neuronales artificiales. En situaciones donde los humanos se detenían a reflexionar sobre qué hacer, las redes neuronales también “pausaban” para analizar sus próximas acciones.