Un Padre católico en Portugal, nos recuerda que existen relatos fantásticos, pues, además de ser cura, es DJ; se trata de una figura que está cambiando el panorama religioso con un enfoque poco convencional.
El Padre Guilherme Peixoto, originario del municipio de Guimaraes, en Praga, Portugal. El Padre encontró una manera innovadora de fusionar la tradición con la modernidad, llevando la palabra de Dios al ritmo de la música electrónica.
Empezó a explorar diferentes géneros de música electrónica, y a componer temas propios en los que incorpora elementos de la música católica tradicional como, por ejemplo, el Techno melódico.
Desde la misa hasta Ibiza, esta es la historia del Padre Guilherme
El Padre Peixoto no se ajusta al molde de un sacerdote ordinario. Ordenado en 1999, ha dedicado su vida al servicio de la Iglesia Católica, con una pasión especial por acercarse a los jóvenes. Su incursión en el mundo de la música electrónica como DJ, iniciada en 2006, le ha permitido explorar los ritmos contemporáneos y llevar esos sonidos a un escenario inesperado: la misa.
@padremoy Un gran dj el @Padre Guilherme que nos puso un gran ambiente en la #jmj ÉL es sacerdote, parroco y apasionado por la musica.
Su objetivo es claro: revitalizar la práctica religiosa y hacerla accesible para las nuevas generaciones. El Padre Peixoto comprende que la juventud a menudo se congrega en discotecas y festivales, lugares donde la Iglesia tradicionalmente no llega. Así, equipado con su consola de DJ y una fe profunda, lleva su mensaje espiritual a donde están los jóvenes.
La viralidad de sus misas con música electrónica no es coincidencia. En eventos como la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, Peixoto ha demostrado que la fe y la diversión pueden coexistir. Sus sets incluyen mezclas de música dance con fragmentos de discursos papales, creando una experiencia religiosa única que resuena con los fieles del siglo XXI.
El Padre Guilherme Peixoto es un pionero, un visionario que ha sabido leer los signos de los tiempos. Con cada mezcla, demuestra que la Iglesia puede ser un lugar de encuentro para todos, sin importar su edad o sus preferencias musicales. Sus misas electrónicas son un testimonio de que la fe puede adaptarse y florecer en la modernidad.