La madre de Dios, la Virgen María una de las figuras más importantes para la religión y la representación femenina religiosa más conocida alrededor del mundo. Cada 15 de agosto, la feligresía católica celebró la Asunción de la Virgen María, permitiendo el acceso de los peregrinos a su tumba en Jerusalén.
Aunque es una tumba vacía, es la segunda más visitada de la ciudad, siendo la de Jesús la primera. Según la tradición católica, en la Basílica de la Dormición vivió la Virgen junto a la primera iglesia y también estuvo allí hasta sus últimos días.
Está ubicada en un sepulcro de Getsemaní, en Jerusalén. Según cuenta la tradición, el cuerpo de la Virgen María fue transportado hasta ese punto desde el monte de Sión, donde habría fallecido y donde se estableció la Basílica de la Dormición o Abadía de Hagia María.
Lo que guarda en su interior la tumba de la Virgen María
De acuerdo con la ‘Agencia Católica de Informaciones’ (ACI Prensa), su historia de fallecimiento tiene un halo de misterio, ya que de generación en generación se ha narrado cómo Tomás, conocido entre los creyentes como el apóstol incrédulo, llegó tarde al entierro y pidió ver el cuerpo de María para despedirse.
Gran sorpresa se llevaron los apóstoles, quienes la transportaron entre Getsemaní y Sión tres días atrás, al darse cuenta de que no estaba en el féretro. Se dice que la madre de Dios subió al cielo en cuerpo y alma.
Incluso, algunas versiones relatan que, ante la duda de Tomás, María bajó de los cielos y pronunció las siguientes palabras: «Alégrense, porque yo estaré con ustedes todos los días».
En la cripta se puede encontrar una recámara funeraria hecha en piedra en la que, supuestamente, descansó en paz la Virgen antes de subir a los cielos.
Según la página web especializada en historia ‘Ancient Origins’, las instalaciones también albergan las capillas de San José, Joaquín y Ana (los padres de la Virgen María) y la tumba de la reina Melisenda de Jerusalén.
Al entrar se puede visualizar una larga escalera que conduce al fondo de un gran gruta donde, en un rincón, se puede encontrar una gran piedra que protege la tumba sagrada. El ingreso es dificultoso porque la entrada es sumamente pequeña.
Por: Eltiempo.com