Una bebé nació perfectamente sana; sin embargo, los doctores quedaron sorprendidos con su caso, pues se percataron que la niña tenía una «cola extremadamente rara»; que medía 5.7 cm de largo, con un diámetro entre 3 mm y 5 mm en toda su longitud; cilíndrica y puntiaguda hacia el final.
El caso, publicado en el Journal of Pediatric Surgery, señaló que la presencia de colas en humanos es extremadamente infrecuente; y por lo general se diagnostican luego del nacimiento, sin antecedentes prenatales o familiares relacionados con su aparición.
Nació con una cola
Respecto al nacimiento de la bebé con cola; que fue por cesárea en un hospital rural del Nororiente de México; los médicos describieron que tuvo un control prenatal normal y sin antecedentes de radiación, exposición a teratógenos o infecciones durante el embarazo.
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Es hija de padres hispanos consanguíneos y sanos de veintitantos años; y tiene un hermano mayor en estado saludable.
Tras realizarle un examen, los doctores descubrieron que la cola estaba cubierta con pelo; tenía forma cilíndrica y cónico en la punta como plastilina parcialmente enrollada.
La bebé lloró cuando le pincharon la estructura con una aguja, indicó el reporte.
Posteriormente, una radiografía no reveló evidencia de anomalías o estructuras óseas dentro de la cola; lo que sugiere que la protuberancia posterior no era una cola vestigial, las cuales son apéndices cubiertos por piel que contienen tejido muscular conectivo, adiposo y estriado; así como vasos sanguíneos y nervios.
Los doctores determinaron que la bebé no tenía problemas cardíacos ni auditivos, malformaciones del tracto urinario, anomalías cerebrales o malformaciones de la columna.
Dos meses después fue evaluada por médicos y determinaron que su aumento de peso y su crecimiento eran normales para su edad. En ese momento; la protuberancia posterior del bebé había crecido 0.8 cm de longitud.
A la pequeña le retiraron la cola mediante una operación que se llevó a cabo sin problemas y fue dada de alta del hospital para vivir la vida sin la carga de una borla en el trasero.
Después de considerar que la cola no tenía lesiones en la piel, los cirujanos tomaron la decisión de cortarla y reconstruir la región mediante una plastia de Limberg; un procedimiento que consiste en trasplantar tejido de las propias nalgas del paciente.