En las mujeres, los tejidos corporales de los pechos son entre dos y tres años mayores que el resto de los tejidos de su cuerpo, razón por la que especialistas de la Universidad de Los Ángeles, California (UCLA), consideran que los pechos son la parte del cuerpo femenino que envejece primero.
Steve Hovarth, especialista en genética de la UCLA y autor principal del estudio, explica que los tejidos de todo el cuerpo tienen diferentes edades, sin embargo, los que más diferencias presentan son los tejidos de los pechos de la mujer, lo que muestra un proceso de envejecimiento distinto al resto del organismo.
Pechos envejecen más rápido
De acuerdo con Hovarth, las distintas partes de nuestra anatomía no maduran al mismo tiempo, y para comprobarlo, el estudio implicó la aplicación de un sistema que puede determinar la edad biológica de un tejido midiendo la metilación del ADN, que tiene relación con ciertos cambios que se producen en los genes.
En el estudio publicado en la revista Genome Biology, el genetista explica que «A medida que envejecemos, cada gen se vuelve más o menos metilado; es decir, se han añadido o eliminado grupos de químicos metilo. En general, esto aumenta o disminuye la expresión del gen. Todo el proceso se conoce como epigenética».
Tras el análisis de tejidos de más de 15 mil personas, los investigadores observaron que, en general, la edad biológica de los tejidos coincidía con la edad cronológica, salvo algunos tejidos en particular, tales como los de mujeres con cáncer de mama, cuyo tejido de los pechos es hasta 12 años mayor al resto del cuerpo. En cambio, para una mujer saludable, de alrededor de 45 años, la edad de sus pechos es sólo dos o tres años mayor.
De esta manera, Hovarth y sus colaboradores, tras darse cuenta que la parte del cuerpo femenino que envejece primero son los senos, esperan que pronto puedan elaborar algún procedimiento que permita hacer algunos ajustes al reloj biológico con respecto a la edad cronológica.
Lo anterior, con la finalidad de detener al tipo de envejecimiento que deteriora las células, frente a enfermedades como el cáncer, que puede ser incluso hasta de 36 años.