Memoria y creatividad. Dormir ayuda a consolidar la memoria, pero también a reorganizar la información y a extraer los datos más relevantes, según un estudio reciente de la Universidad de Notre Dame (EE UU). De acuerdo con los autores, de este modo el sueño favorece que produzcamos ideas nuevas y más creativas.
Más atractivos. Dormir bien es un eficaz tratamiento de belleza, según un estudio publicado en la revista British Medical Journal. Sus autores, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), demostraron que las personas que han dormido bien durante la noche resultan más atractivas y más saludables que las personas que han estado privadas de sueño.
Una estrella del Guitar Hero. Un estudio realizado en la Universidad de Ontario (Canadá) el año pasado demostró que, después de una noche de sueño reparador, una persona mejora su habilidad en el aprendizaje de tareas motoras complejas como las que se necesitan para jugar al popular videojuego Guitar Hero III. Concretamente, el número de notas aprendidas aumenta hasta un 7% si descansamos.
Ni más ni menos. Dormir menos de 6-8 horas puede ser fatal para la salud, según revela un reciente estudio publicado en la revista Sleep, que ha estimado que reducir el descanso nocturno aumenta en 12% el riesgo de muerte prematura. Dormir nueve o más horas al día no perjudica la salud, pero suele ser un indicador de alguna enfermedad seria, sugieren los autores. Por su parte, científicos de la Universidad de California, en San Diego (EE UU), han demostrado que el secreto de una vida larga para las mujeres es dormir 6.5 horas.
Contra la obesidad. El descanso nocturno afecta al peso y al índice de masa corporal (IMC), como desmotró Nathaniel Watson, del Instituto del Sueño de la Universidad de Washington (EE UU) en estudios con gemelos. Concretamente, dormir más de la cuenta puede aumentar en 0,2 el IMC, mientras la falta de sueño lo aumenta hasta 1.4, favoreciendo la obesidad y el sobrepeso.
Siesta para el corazón. Echarse una siesta de 45 minutos durante el día puede tener beneficios para el sistema cardiovascular, según demostraron investigadores estadounidenses en un estudio publicado en la revista International Journal of Behavioral Medicine. Concretamente, los experimentos demostraron que la presión arterial se mantiene más baja si dormimos siesta frente a si no lo hacemos, especialmente cuando los sujetos se someten a estrés psicológico. Y que los problemas de hipertensión se reducen.