Hachiko, el perro más fiel del mundo, esperaba que su dueño regresará del trabajo, el japonés Hidesaburo Ueno, en la estación de trenes. Un día el hombre colapsó mientras realizaba sus actividades y no regresó a casa. La mascota, sin saber el destino de su dueño, lo siguió esperando hasta el día de su muerte.
Tal fue el impacto de la historia, que se le erigió un estatua al perro en la estación de Shibuya, lugar donde se sentaba a esperar; esto como símbolo de lealtad y fidelidad. Pues bien, después de 80 años que se diera la singular historia, Hachi tendrá una nueva estatua, la cual por fin lo reunirá con su dueño.
Será instalada en la Universidad de Tokyo, a pedido expreso del Departamento de Agricultura de la institución; lugar de trabajo de Ueno.
Cuando esté instalada la nueva pieza, el muy probable que reciba miles de visitantes, tal y como su homóloga de Shibuya; por parte de nacionales y extranjeros que quedaron marcados por el relato de Hachiko.
Agencias