Diferencias entre las autoridades locales para retomar el proceso de descontaminación de las lagunas de Jacarepaguá y Barra da Tijuca pueden perjudicar las condiciones ambientales de la villa donde se hospedarán los deportistas de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, advirtieron hoy expertos.
La alerta fue del biólogo Mario Moscatelli, quien reclamó por el mal olor provocado por la contaminación con basura y alcantarillado irregular en las lagunas próximas a la Villa Olímpica y por la pérdida de biodiversidad como consecuencia de la interferencia de la urbanización acelerada en esa región de la ciudad.
Moscatelli recordó la pérdida de fauna y flora de esas lagunas en los últimos ochenta años y resaltó la «eliminación de gas sulfhídrico y metano», con olor de «huevo podrido» a raíz del «volumen grande» de agua del alcantarillado que ambas reciben.
El biólogo realizó hoy una visita técnica para evaluar las condiciones del lugar en compañía del secretario de Medio Ambiente del estado de Río de Janeiro, André Correa.
El Ministerio Público (fiscalía) interrumpió las acciones de descontaminación en las lagunas y la construcción de obras, como la isla-parque artificial.
«La esencia de ese proyecto es mejorar el intercambio del mar con la laguna, para que el mar pueda circular más. Vamos a hacer canales para aumentar ese intercambio de agua», detalló Correa a periodistas.
Para el secretario, el argumento del Ministerio Público es «procedente» desde el punto de vista de querer preservar una parte de la superficie de la laguna donde se construirá la isla-parque, pero el funcionario alega que esa zona ya está tomada de sedimentos y de residuos acumulados y el agua no pasa por ahí.
De acuerdo con Correa, los recursos para los trabajos en el complejo de lagunas de Jacarepaguá (Jacarepaguá, Camorim, Tijuca y Marapendí), además del canal de Joatinga, ya están asegurados.
Los recursos, por un total de 650 millones de reales (unos 229,2 millones de dólares), serán para obras como el drenaje de las lagunas que permitirá la retirada del exceso de sedimentos acumulados en el agua, además de la construcción de la isla-parque artificial.
La degradación del sistema de lagunas, además del mal olor que puede incomodar a los deportistas, también afectan a la fauna, pescadores, comerciantes y residentes de las proximidades del lugar.
Según Moscatelli, la visibilidad dada por los Juegos Olímpicos al problema fue primordial para buscar soluciones.
«Esos 600 y tantos millones sólo fueron posibles gracias a los Juegos Olímpicos. Esa situación de fase terminal de las lagunas no es nueva», indicó el investigador científico.
Correa espera que las obras permitan aumentar el sentido de pertenencia de los cariocas por las lagunas, porque muchas construcciones en los últimos años pasaron a darle la espalda al lugar sin importar su preservación.
En caso de ser retomados los proyectos, el biólogo considera que si la ejecución de la obras es inmediata demorará entre 24 y 30 meses, pero la parte que tiene incidencia con los Juegos estará lista justo para su inicio en agosto de 2016.
«Ese proyecto, probablemente, va a tener que ser por sectores, privilegiando inicialmente las áreas olímpicas y, posteriormente, teniendo continuidad después de los Juegos. No veo problema. Lo importante es que sea iniciado y termina durante o después de los Juegos», puntualizó el ambientalista.