Los Calvo decidieron preparar y comer unas ricas pizza en familia y disfrutaron de la cena hasta descubrir que la botella de tomate triturado que habían usado para hacer la salsa contenía una víbora muerta. Después, toda la familia sufrió náuseas y dolor de estómago.
Tras lo sucedido, los Calvo decidieron reclamarle a la fábrica del tomate triturado y les ofrecieron dinero para no divulgar la historia. «No nos interesa la plata. Queremos que la gente sepa y que tenga más cuidado que nosotros. Es desagradable y peligroso lo que nos pasó. Queremos que la gente de Bromatología o quien corresponda se haga cargo y que haga más controles», declararon a la prensa.
«Fue un asco. Lo peor de todo es que se dieron cuenta luego de probarla. Mi sobrina nieta todavía sigue shockeada por haber consumido esa salsa», le contó un familiar de los afectados al Diario Los Andes.
Agencias