Supe lo increíbles que son mis padres cuando me convertí en mamá

Siendo niños no valoramos los cuidados que nuestros padres nos brindan, y de adolescentes pensamos que están haciendo lo que les corresponde. No sabemos lo afortunados que somos cuando recibimos su amor cada día, cuando nos llevaban a la escuela y con cada llamada telefónica o cada visita.

No puedo evitar emocionarme al escribir estas líneas porque como mamá que soy, ahora puedo entender lo que significa el amor incondicional hacia un hijo. Cuando mi madre decía que sería capaz de dar la vida por mí, no lo entendía… ahora sí lo entiendo.

Padres de antes Vs. Padres de ahora

Mis padres no tuvieron la oportunidad de estudiar, cuando ellos eran jóvenes no habían tantas facilidades de estudio como las hay en la actualidad. Lucharon mucho, trabajaron mucho y sufrieron lo insufrible para sacar a los hijos adelante.

No sólo hablo por mis padres, hablo por todos esos padres que con coraje lucharon en su momento para sacar a sus familias adelante. Esos padres que recibieron una educación en un instituto, pero que hicieron siempre lo mejor que pudieron, esos padres que sin formación pedagógica seguían a su instinto para poder potenciar el máximo a sus hijos por el amor que les tenían.

Muchos de esos hijos e hijas somos hoy en día padres y madres, y podemos entender lo difícil que es criar a los hijos, lo difícil que es renunciar a aspectos de la vida, y así una lista interminable que seguro que estarás completando mentalmente en estos momentos.

Apoyo incondicional

Los padres son el apoyo incondicional de los hijos. En el momento que nació mi hijo y a medida que iba encontrándome (y me encuentro) obstáculos en la vida que debo afrontar, pienso en mis padres y en todos los obstáculos que ellos también han tenido que afrontar para sacarnos adelante a mis hermanos y a mí.

También conozco casos de padres que desgraciadamente no fueron los mejores ejemplos para sus hijos, pero que hicieron lo que ellos creían lo mejor para su descendencia, únicamente no podían contar con las ayudas profesionales que hoy los padres tenemos a nuestra disposición para educar a nuestros hijos cuando sentimos que el camino tiene demasiados baches.

Pero aún así, tanto unos padres como otros, gracias a ellos somos madres y padres hoy en día y queremos lo mejor para nuestros hijos. Siguiendo su modelo, aprendiendo de ellos, o mejorando los errores que cometieron aún pensando en nuestro bien… y por eso me siento agradecida.

¿Tú también piensas en tus padres cuando educas cada día a tus hijos? ¿Eres de las personas que piensan en todo el amor que nos dieron sin recibir nada a cambio? Y es que, amiga, es amor incondicional, amor de verdad, amor por los hijos… ¡no hay amor más grande que el de unos padres hacia sus hijos!