El hígado demasiado graso o la esteatosis hepática es un problema serio que, por falta de síntomas claramente identificables, pasa a menudo inadvertido.
Estrechamente vinculado al aumento de casos de obesidad, a una alimentación poco equilibrada y a unos malos hábitos, el hígado graso puede provocar complicaciones importantes en la salud. Veamos algunos síntomas para saber si tu hígado es demasiado graso.
El hígado tiene funciones importantes en nuestro cuerpo: se encarga, entre otras cosas, de regular el metabolismo de las grasas, de producir las proteínas, el colesterol y la bilis, de depurar la sangre de sus toxinas y de regular los niveles de aminoácidos en la sangre. Por eso, es necesario que funcione correctamente. Cuando la grasa se acumula en las células hepáticas, provoca lo que se llama una esteatosis o un hígado demasiado graso.
Factores de riesgo del hígado graso
Esta enfermedad puede ser debida a diferentes factores. Los más corrientes son:
Un consumo excesivo de lípidos en la alimentación. El hígado no puede entonces metabolizar correctamente los lípidos y los acumula.
El hígado demasiado graso es una de las consecuencias más frecuentes de la obesidad, por eso las personas con exceso de peso tienen más riesgos de ser afectados.
El hígado demasiado graso es también una consecuencia de problemas como un índice de colesterol demasiado alto, una tasa elevada de triglicéridos o hipertensión, por eso los pacientes que sufren esta enfermedad deben vigilar regularmente su salud hepática.
Las personas con hiperinsulinismo tienen, debido a su resistencia a la insulina, una tendencia mayor para desarrollar un hígado graso.
Las personas alcohólicas también tienden a presentar un hígado demasiado graso.
La predisposición genética es también un factor en la posibilidad de desarrollar un hígado demasiado graso. Las investigaciones recientes revelan que las variaciones del gen GCKR y PNPLA3 podrían provocar que ciertas personas estén más predipuestas a desarrollar una esteatosis hepática.
El hígado demasiado graso no se manifiesta en síntomas, es una amenaza silenciosa que afecta a la salud. Esta enfermedad, si no es descubierta y tratada, puede provocar una inflamación hepática, una fibrosis del hígado y, la más peligrosa de sus consecuencias, una cirrosis hepática.
Otros síntomas a tener en cuenta
Una de las manifestaciones raras y físicas del hígado demasiado graso, que se manifiesta en ciertos pacientes, es un dolor en el lado superior derecho del abdomen, aunque todas las personas con un hígado demasiado graso no presentan este síntoma. Otros síntomas: cansancio crónico, sensación de pesadez después de las comidas e incomodidad generalizada.
Si tienes uno o varios factores de riesgo que podrían provocar un hígado demasiado graso como obesidad, un régimen demasiado graso, una tasa elevada de triglicéridos, de colesterol, tensión alta, etc., debes someterte a exámenes médicos cada año para comprobar que no se sufre la enfermedad.
Un examen sanguíneo completo es útil para conocer la posibilidad de tener un hígado demasiado graso en función de las tasas de transaminasas. Para confirmar el diagnóstico, el médico podrá pedir una ecografía del hígado o una biopsia hepática.