Todos los seres humanos son pacientes, la diferencia está en que unos pierden la paciencia más fácilmente que otros. Las personas pacientes son más exitosas, ya que suelen tener mejor dominio de la comunicación verbal e interpersonal y logran así sus cometidos.
Por si fuera poco, estas personas también son más felices, pues se irritan con menos frecuencia y controlan mejor sus emociones.
Para tener más paciencia es importante interiorizar que en la vida no tenemos el control de todas las cosas. Es normal que nos encontremos con situaciones en las que sucede lo que no deseamos, sin embargo, esto se escapa de nuestras manos. Lo mejor en estos casos es aceptar que no dominamos el mundo y que así como suceden cosas que nos gustan, también pueden pasar otras que no nos agraden.
Si te ofuscas porque llevas dos semanas en el gimnasio y no ves resultados, debes pensar que los objetivos se plantean a largo plazo. Adoptar esa filosofía te permitirá ser más perseverante y comprender que las cosas no suceden de un día para otro, sino que todo en la vida tiene un proceso y hay que esperar que el proceso se cumpla. No desesperes, disfrutar del camino te permitirá ser menos impaciente.
Hasta cuando hables con una persona recuerda siempre que es el presente. Mantenerte en el ahora permitirá que tu mente controle tus impulsos y podrás tener mejor dominio tanto de tu vida como de una conversación. Si la persona habla lento, no desesperes, disfruta la conversación, escucha con atención, vive el momento y deja las prisas de lado.
Analiza cuáles son las situaciones que ameritan que pierdas el control de ti mismo. Que alguien se cole en la fila del mercado, que un conductor no te quiera dar paso o que tu vecina oiga siempre el televisor a todo volumen, no son situaciones que merecen sacarte de tu paz interna. Haz una lista de las situaciones poco importantes en las que has perdido la paciencia, reconócelas y evita volver a desesperarte cuando sucedan. No gastes tanta energía.
Busca el lado divertido de las cosas. Cuando vivimos la vida con buen humor, es difícil que algo nos lo quite. El humor mantiene las emociones negativas dormidas y despierta las emociones positivas. Tal vez has notado que cuando estás de buen humor, eres más amable con las personas y las cosas te afectan menos. Lo mismo pasa con el mal humor y el pesimismo: cuando nos despertamos de malas todo sale mal.
Cuando sientas que vas a perder la paciencia, tómate unos minutos para caminar y respirar. Deja a un lado lo que te desespera y fíjate en la forma de las nubes o en el color de las hojas de los árboles, permítete abandonar la irritabilidad y piérdete por 10 minutos en un camino contigo mismo. Verás que cuando termine el paseo, estarás más calmada y habrás ganado un poco de paciencia.