Muchas personas piensan que la creatividad surge por la inspiración divina, o por pura suerte o casualidad.
Existen muchos mitos populares que rodean la creatividad en los negocios, pero ninguno de ellos tiene evidencias científicas. Un nuevo estudio llamado «The Myths of Creativity» (Los mitos de la creatividad), conducido por David Burkus, ayuda a desmitificar qué está detrás de ciertas fuerzas y procesos que dirigen a la innovación. El estudio de Burkus soporta lo que siempre he creído: que con el entrenamiento adecuado, cualquier persona con sentido común puede desarrollar ideas, proyectos, procesos y programas novedosos, innovadores y creativos.
El primer paso es no limitar tu pensamiento. Eso significa no creer estos 10 mitos acerca del proceso creativo:
1. El mito Eureka. Las nuevas ideas a veces parecen aparecer de la nada; como si fueran un rayo de inspiración. Pero las investigaciones demuestran que en realidad son la culminación de trabajar previamente en un problema. En realidad, este pensamiento tuvo tiempo de incubarse en el subconsciente, antes de aparecer como innovaciones del estilo ¡Eureka!.
2. El mito de los genes. Muchas personas creen que la habilidad creativa es una cualidad que se hereda con los genes. Pero, de hecho, los estudios demuestran lo contrario: no existe tal predisposición genética. La gente que tiene confianza en sí misma y trabaja más duro en un problema es la que tiene mayor probabilidad de generar una solución creativa.
3. El mito de la originalidad. Hay un mito largo y tendido sobre la propiedad intelectual: que una idea creativa pertenece a la persona que la pensó primero. Pero la historia e investigación empírica demuestran evidencias de que las nuevas ideas generalmente son combinaciones de ideas antiguas y que compartirlas ayuda a impulsar más innovación.
4. El mito del experto. Muchas empresas confían en un experto equipo de expertos para generar ideas creativas. Pero los estudios muestran que los problemas más difíciles generalmente requieren la perspectiva de un externo o de alguien no limitado por el conocimiento sobre por qué algo no puede realizarse.
5. El mito del incentivo. El mito del experto seguido lleva a otro mito, que argumenta que conforme mayores sean los incentivos (de dinero u otros), mayor será la motivación y la productividad innovadora. Los incentivos pueden ayudar, pero normalmente hacen más daño que ayuda, debido a que las personas aprenden a ‘engañar’ al sistema.
6. El mito del creador solitario. Éste refleja nuestra tendencia de reescribir la historia para atribuir las invenciones y trabajos creativos a una sola persona, ignorando al equipo de soporte y a los esfuerzos de los colaboradores. La creatividad comúnmente es producto de un trabajo en equipo, y estudios recientes demuestran que los equipos creativos pueden ayudar a los líderes a crear y ejecutar ideas creativas.
7. El mito de la lluvia de ideas. Muchos consultores hoy predican el concepto de lluvia de ideas, o de discusiones grupales instantáneas para explorar cualquier posibilidad. Desafortunadamente, no hay evidencia de que simplemente «lanzar ideas» consistentemente produzca pensamientos innovadores.
8. El mito cohesivo. Los creyentes de este mito quieren que todos se lleven y trabajen felizmente juntos para adoptar innovaciones. Por eso vemos muchas empresas en las que los empleados juegan futbolito y comen juntos. Pero algunas de las empresas más creativas han encontrado formas de estructurar el conflicto y los desacuerdos dentro de sus procesos para empujar los límites creativos de sus equipos.
9. El mito de lo ilimitado. Otra noción popular es que las limitaciones inhiben nuestra creatividad y que los resultados más innovadores surgen de personas que tienen recursos ilimitados. Los estudios demuestran que la creatividad ama los límites. Así que una recomendación sería aplicar límites intencionadamente para aumentar el potencial creativo de tus empleados.
10. El mito de la ratonera. Algunos falsamente creen que una vez que se tiene una nueva idea, el trabajo está hecho. Pero ésta no servirá de nada si no se ejecuta, comunica y se dirige a los consumidores correctos.