Depresion de perros

Los perros pueden sufrir, al igual que los humanos, trastornos en el estado de ánimo vinculados con la depresión. Pero, ¿por qué les ocurre?, ¿cómo se diagnostica?, ¿cuál es la solución?

Cambios en el entorno, una de las principales causas

Por lo general la depresión en los perros es el resultado de una situación traumática en su entorno. Los cambios repentinos son los que contribuyen en mayor medida a esta situación, por ejemplo la llegada de otro perro o un bebé al hogar, una mudanza, un cambio en la rutina de su amo, la pérdida de un animal de compañía o de un integrante del hogar, la vivencia de una situación estresante como el enfrentamiento con otro perro, o incluso los cambios en el clima como la llegada del invierno.

Sin embargo, la depresión también puede estar relacionada con las decisiones de los amos respecto a la vida sus mascotas, como por ejemplo no fomentar la socialización con otros canes, no incentivar el ejercicio o sobre-protegerlos. Estas conductas, que evidencian la falta de un buen guía, suelen derivar en enfermedades mentales que pueden traducirse en mal comportamiento o depresión.

Comportamientos que permiten identificar el problema. La falta de apetito y el sedentarismo constituyen los principales síntomas de la depresión

©Hubert Figuière/Creative Commons

Al igual que los humanos, los perros suelen dar indicios de la depresión. Sin embargo, los síntomas no siempre son fáciles de identificar y pueden confundirse con cansancio o aburrimiento, restándole la atención necesaria a un problema que es más grave y profundo.

Entre las conductas que permiten identificar el problema se pueden mencionar:

Falta de interacción con otros perros e inactividad: Ya sea en el hogar o en un espacio público, por lo general las mascotas deprimidas dejan de socializar con sus pares y se apartan sin hacer caso a las reiteradas provocaciones para jugar.

Esto suele asociarse con otro síntoma que es el de la inactividad, dado que los perros en este estado suelen demostrar falta de interés por realizar actividades como correr o salir a caminar. Además, puede notarse que desarrollan movimientos más lentos de lo habitual.

Cambios en el apetito: El perro deprimido suele exteriorizar el problema cambiando los hábitos alimentarios. Desde dejar de comer hasta hacerlo excesivamente, aumentando de peso repentinamente.

Modificaciones en el hábito del sueño: Por lo general los canes en esta situación duermen más. Sin embargo, también están aquellos se muestran más nerviosos e inquietos, lo que les impide conciliar el sueño.

Comportamientos extraños: En estos casos los perros también pueden presentar conductas fuera de lo normal como gemir y llorar frecuentemente, estar nerviosos e ir de un lado a otro, apegarse excesivamente al amo o esconderse durante largas horas. En los casos más graves, pueden demostrar comportamientos autodestructivos como golpearse contra las paredes, automutilarse o dejar de comer.

Claves para enfrentar la depresión

Cuando el perro desarrolla reiteradamente algunos de estos síntomas, el primer paso debe ser llevarlo al veterinario para identificar el problema. Esto es necesario dado que muchas de las conductas mencionadas arriba pueden ser el resultado de algún problema físico y no necesariamente estar relacionado con la depresión.

Si luego del chequeo médico las sospechas giran en torno a un trastorno en el estado de ánimo, lo importante es identificar las causas de esa situación. Una vez realizado este paso, se pueden implementar algunas estrategias según el tipo de conflicto que haya fomentado la depresión:

Dedicarle tiempo y mantenerlo ocupado: Si la causa del trastorno es un cambio en el ambiente, como una mudanza o una modificación en el horario de su amo, lo mejor es dedicar algún momento del día para sacar al perro fuera de la casa, lo que ayuda a su estimulación mental. Fomentar la actividad de los perros es una de las mejores armas contra la depresión

En este proceso es clave mantenerlo ejercitado y ocupado, por lo que una buena estrategia es acompañarlo en su juego o actividad favorita. Además de dedicarle tiempo, se pueden incorporar juguetes interactivos para cuando no haya nadie en casa, lo que les permitirá jugar y entretenerse por su cuenta.

Un aspecto importante a considerar es no tratar de estimular constantemente a un perro deprimido a través de premios y golosinas, dado que puede asociar que está siendo compensado por ese comportamiento negativo.

Socializar con sus pares: Cuando la depresión se presenta por la pérdida de un compañero canino, lo ideal es llevarlo constantemente al parque para que socialice con sus pares. También se puede considerar la posibilidad de incorporar una nueva mascota en el hogar, lo que debe hacerse con cuidado, dado que si el perro se siente desplazado esto puede ser contraproducente.

Medicamentos, ¿sí o no?: Cuando los métodos mencionados con anterioridad no funcionan, se puede considerar la posibilidad de incorporar medicamentos, un recurso que puede ser de utilidad cuando la depresión es causada por un desequilibrio químico.

Al igual que en las personas que padecen esta enfermedad, se pueden suministrar fármacos como Paxil, Prozac y Zoloft, además de otros más específicos para canes como el Clomicalm. Sin embargo, la utilización de medicamentos se debe considerar siempre como la última opción, y debe estar avalado y supervisado por un profesional.

¿Qué opinas sobre la depresión en los perros? ¿conoces a alguno que haya sufrido esta enfermedad?

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