Jugar es el «trabajo» del niño. Una actividad que, a la vez que le divierte, le lleva al descubrimiento del mundo y hace crecer su mente.
¿Qué precauciones hay que tomar para asegurarse de que el juguete elegido no es peligroso?
Un niño pequeño se lleva todos los objetos a la boca y es imposible impedírselo. Además, no sería bueno hacerlo, puesto que su forma de conocer y experimentar.
Por lo tanto, debemos permitir que se lleve los objetos a la boca, pero siempre con unos requisitos de seguridad. Cuanto más pequeño es el niño , más grandes deberán ser los juguetes (si tiene menos de tres años, las piezas que componen el juguete no deberán tener un diámetro inferior a 3,7 cm), para que no pueda tragárselos o inhalarlos, y con colores seguros, sin partes que puedan desprenderse.
En el caso de los más mayorcitos, hay que tener mucho cuidado con las pilas de los juguetes, doblemente peligrosas, por las sustancias tóxicas que contienen. Si el niño es alérgico, hay que evitar los peluches (van bien los muñecos de tela lavables). Tampoco hay que infravalorar el olor: el de un plástico de mala calidad puede provocar náuseas en los niños, así como vómitos y tos.
Es mejor optar por un solo regalo, pero de calidad, a ofrecerle muchos juguetes inútiles y potencialmente peligrosos. Hay que comprobar siempre que la caja en la que viene el juguete incluye la marca CE, la franja de edad aconsejada y las instrucciones en castellano.
¿Un libro es adecuado para un niño pequeño?
Sí, siempre que sea de cartón, tela o plástico, de manera que las páginas no se puedan romper e introducir en la boca. Comprueba si incluye la leyenda «No adecuado para niños de edad inferior a 36 meses» y atente siempre a las indicaciones del fabricante.
Sobre todo, juega con el niño, tanto para compartir sus descubrimientos como para controlar su seguridad: la supervisión del adulto es la primera forma de prevención de los accidentes.
Al margen de la seguridad, ¿qué tipo de juguetes son más adecuados para los bebés?
Cuanto más sencillo es el objeto, más gusta al niño, que puede inventar diferentes formas de utilizarlo. Para los más pequeñitos van muy bien los muñecos o peluches, que cumplan las características de seguridad descritas anteriormente.
Entre los 12 y los 18 meses, son adecuados los cubos y las construcciones con piezas grandes.
A partir de los dos o tres años, se le pueden regalar pinturas de dedo y plastilina atóxicas, o bien rotuladores específicos para los más pequeños, provistos de tapas grandes y orificios que, en caso de ingestión accidental, permitan el paso del aire y sobresalgan por la boca, para poder ser extraídos.
