Razones para no tener sexo en el agua

Calor, fantasía y sensualidad puede ser lo que te impulse a querer tener sexo en el agua. En la playa, la piscina o incluso la ducha, la idea del sexo en el agua atrae a muchas parejas.

Pero a pesar de ser divertido y estimulante, hay otros factores que influyen en que no sea la decisión adecuada.

No es lugar para experimentar

Si pensabas que el sexo en el agua era perfecto para experimentar y probar nuevas cosas, debes tener mucho cuidado. El agua disminuye la fricción entre la superficie y tus pies, dejando el piso más resbaladizo.

Por eso si no quieres terminar en el suelo o tragando agua, debes hacerlo en superficies donde des pie, pero allí también corres el riesgo de ser descubierto…

El sexo en el agua tiene su lado sensual, divertido y diferente; sin embargo, tiene sus contras y es mejor evaluarlo antes de hacerlo y sobre todo tener en cuenta estos factores que pueden arruinar por completo tu experiencia.

Se necesita un mayor cuidado

El sexo en el agua parece inofensivo y divertido, pero lo cierto es que es necesario el uso del preservativo para evitar el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Al mismo tiempo, puede ser riesgoso por el hecho de que por la fricción del agua el preservativo puede romperse con facilidad.

Puede ser doloroso

El sexo en el agua puede ser muy doloroso tanto para ti como para tu pareja. Esto se debe a que el agua no es un buen lubricante e incluso elimina el lubricante natural de la vagina haciendo que la acción no sea tan fluida.

La sequedad de la sal o el cloro de la piscina pueden crear irritación en los genitales de ambos luego de tener sexo.

Alto riesgo de infecciones

En el agua de mar, río o la piscina de tu casa se encuentran todo tipo de bacterias y gérmenes. Si bien es algo que la piel puede tolerar sin problemas, los genitales son mucho más sensibles y corres el riesgo de agarrar una infección.

En la piscina, si el agua no contiene la cantidad correcta de cloro, puede ocasionarte una infección urinaria, mientras que el exceso de cloro en el agua favorece la aparición de hongos.