El mito de la virginidad

La virginidad de las mujeres es uno de los mitos sexuales más transmitidos y que ocasionan graves daños a la salud sexual de la pareja

Siempre han existido mitos o falsas creencias sobre la sexualidad, que además de ser fuertemente difundidas entre todos y todas, forman parte de una cultura que determina en mucho el comportamiento sexual.
El asunto está en que la información sobre sexo y sexualidad sigue siendo considerada como «mala», lo que ocasiona que provenga de muchas fuentes, que en general no son confiables porque las personas que la transmiten tienen información equivocada y manejan muchos temores, mitos o tabúes, lo que es normal hasta cierto punto, dado que muchas culturas, familias y religiones consideran que el hablar de sexo es asunto prohibido.

La mala, deficiente o equivocada información, tiene consecuencias severas, tanto en el comportamiento de las personas, como en su salud integral y algunos de estos mitos suelen ser tan fuertes, que llegan a ocasionar problemas diversos entre ellos la baja autoestima, la inseguridad personal o la violencia.

Uno de los mitos con impacto más fuerte en el comportamiento sexual es el de la existencia del himen en las mujeres como evidencia de su virginidad.

El himen es una delgada membrana que en algunas mujeres cubre la entrada de la vagina y que varía de espesor y de extensión. Se supone que esta membrana debe romperse durante la primera relación sexual debido a la penetración del pene y debe provocar un sangrado, lo que será señal de «virginidad» y «pureza», ya que una exigencia de muchas religiones y familias hacia las mujeres es que no deben tener relaciones sexuales antes del matrimonio.

Este mito ha ocasionado que en el tan ansiado momento de la «primera relación», el hombre (a quien no se le exige lo mismo que a la mujer) espere que la mujer sangre y al no ser así, muchos matrimonios o parejas empiezan con violencia, inseguridad, falta de confianza y rechazo, que va a marcarlos para el resto de sus vidas.

Independientemente de que sea cierto o no que la mujer haya tenido relaciones antes del matrimonio, lo cierto es que el himen no es por ningún motivo la evidencia de su virginidad.

Y es que por un lado hay muchas mujeres que nacen sin himen, otras a las que se les pudo haber roto durante un golpe o sentón fuerte y en otras más, este tiene diversas características como:
– Ser elástico, lo que significa que cuando penetra el pene, el himen puede no romperse en la primera relación y cuando llega a hacerlo en relaciones posteriores no necesariamente presenta sangrado.
– Existe también el himen anular, es decir que la membrana no está cerrada en el centro y solamente aparece a los bordes de la vagina.
– Otro tipo de himen es el «cribiforme», que presenta varios orificios en su membrana.
Por otro lado, también hay que considerar que el himen no es garantía para evitar embarazos o enfermedades de transmisión sexual cuando las relaciones se hacen por «encimita».

Por tanto la presencia o no del himen no debe ser considerada como símbolo de fidelidad o virginidad y lo que es importante es el ser honestos y honestas y evitar tener relaciones durante la adolescencia, ya que pueden ocasionar más problemas personales que satisfacciones.

Por otro lado el aceptar y/o mantener relaciones sexuales debe ser con el máximo respeto hacia uno mismo y a la pareja, porque «hacer el amor», es mucho más que tener sexo, es el acto más maravilloso cuando involucra sentimientos, valores, compromisos y deseos mutuos y es una responsabilidas que debe ser compartida con igualdad entre el hombre y la mujer.