Los científicos parecen estar de acuerdo que este color no forma parte de la región del espectro electromagnético. En otras palabras, ningún objeto natural o artificial del mundo, ni siquiera los flamencos que cada año crían en las marismas de Doñana, emite luz rosa. Cuando nuestro cerebro percibe esta tonalidad, lo que detecta en realidad es la combinación de dos colores, el rojo y el violeta, que están situados en extremos opuestos del arcoíris.
No obstante, negar su existencia tampoco parece ser totalmente correcto. Jill Morton, profesor de la Universidad de Hawái, asegura que si bien el rosa no es una parte del espectro de luz sí existe como la suma de otros colores.