Sucede muy a menudo que las apariencias engañan y el galán que las damas imaginan como un amante experimentado, lleno de técnicas y habilidades que las harán llegar al paroxismo, es en verdad un chiquillo inexperto cuyos conocimientos se basan en películas pornográficas y lo que sus amigos le han contado.
Pero no es para desesperarse mujeres, nadie nace aprendido, y si en verdad les gusta ese hombre, pueden enseñarle algunas cosas, con toda la paciencia y el amor posibles (pues los hombres somos tercos y orgullosos, más aun en este campo).
Así que vamos a repasar algunos de los errores frecuentes de todo amante novato y la forma de corregirlos, de esta manera convertir al atolondrado aprendiz en todo un gurú de las artes amatorias.
La importancia del juego previo
Puede que los tiempos hayan cambiado, pero en esencia las mujeres les gusta ser conquistadas y esto es un proceso que toma tiempo, pues bien, en el sexo las cosas no son muy distintas y el juego previo antes del mismo define la diferencia entre un encuentro lleno de placer y uno soso y decepcionante.
Los hombres que no conocen mucho de la geografía del cuerpo de la mujer ignoran la variedad de zonas erógenas de las que ellas disponen para excitarlas y concentran su atención en tan solo 2 o 3 lugares, que además manipulan de una forma torpe y descuidada.
Pero para enseñar a tu compañero cómo tocarte, es importante que tú misma conozcas tu cuerpo, es un proceso de autodescubrimiento muy importante.
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El arte de desvestirse
Quitarse la ropa, aunque no parezca, hace parte del juego previo y puede encender la llama de la pasión o convertirse en un algo vergonzoso, que fruto de las prisas termine en prendas maltratadas y la interrupción de la velada.
Para eso es importante que el hombre aprenda hábilmente a desnudar a la dama, ni muy afanado ni demasiado pausado sin dejar nunca de besarla y acariciarla (tantas tareas al tiempo pueden parecer algo difícil, pero la práctica, como en todo, hace al maestro).
Lo mismo sucede con las prendas del hombre, que debe quitarse sin afanes para no terminar enredándose con alguna prenda y dando una impresión de ansiedad o inexperiencia que puede inicialmente parecer divertida, pero no deja de ser un distractor para la pasión.
La etiqueta en la cama es importante
Si bien la cama es el espacio perfecto para la espontaneidad, donde cada cual se muestra tal cual es, lo cierto es que hay gestos y actitudes que van en contra de la pasión del momento: los gases, eructos, mal aliento y falta de higiene, en vez de emular al «macho rebelde sin causa», lo que demuestran es una educación y una desatención por la pareja.
No está de más recomendarle al caballero en cuestión una ducha antes especialmente en el área genital, que por su ubicación y propiedades, conserva mucho calor y los olores se hacen fuertes, también es importante charlar acerca de algunos alimentos cuyos resultados digestivos pueden resultar desagradables para evitarlos antes de las veladas románticas.
No estamos diciendo que nadie este exento de un accidente y que los gases a veces salgan esporádicamente y sin previo aviso, pero si sabemos las causas de los mismos los podremos evitar para así no pasar tantos momentos incómodos.
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Nuestro amigo el ritmo
Si ya el amante ha superado los 2 primeros consejos anteriormente descritos, no puede aún cantar victoria pues al igual que en las buenas historias, tan importantes son los comienzos como el desarrollo y el desenlace.
Y aquí mucho amante novato se equivoca, pues a la hora de la relación no logra mantener un ritmo de penetración constante, lo que hace difícil que la mujer se pueda concentrar y hace que la libido se corte abruptamente.
Si bien el ritmo depende de factores como la posición elegida o la resistencia física de ambos es bueno hablar con él para que trate de mantener un ritmo constante, o por lo menos que no se detenga en el momento de tu clímax.
Nuestro enemigo el orgullo
Al igual que cuando están manejando, los hombres odiamos preguntar por indicaciones, pues es toda una afrenta al orgullo reconocer que desconocemos algo en lo que en teoría somos unos «expertos».
Así que entramos en aguas turbulentas donde solo la sutileza y la paciencia pueden lograr que el amante novicio entienda que no tiene nada de deshonroso dejarse guiar en cuanto a caricias, besos, posiciones, etcétera; solo tú conoces tu cuerpo y sabes qué te excita y qué no, así que con todo el amor del mundo puedes compartir eso con tu pareja.
El después de…
No hay nada como cerrar con broche de oro una velada romántica, pero los momentos después del coito son distintos para cada uno, mientras las mujeres desean un momento de diálogo, de abrazos y de ternura, los hombres, víctimas de nuestras hormonas, caemos en un sopor del que es muy difícil escapar. (Aquí unas técnicas para que él no se duerma después del sexo)
Por eso es importante hablar de esa situación con el caballero en cuestión para que luche contra esa costumbre, que si bien es cierto es una respuesta fisiológica del cuerpo, se puede modificar con la complicidad de la mujer para que busquen espacios y actividades para mantenerse despierto después del sexo y compartir esos momentos tan especiales para ella.