La contaminación es una de las principales preocupaciones de quién vive en grandes ciudades, en dónde los medios de transporte se acumulan, las industrias son muchas y apenas se toman medidas para asegurar la calidad del aire. Para entender cómo la contaminación puede dañar nuestra salud hay que recordar que estamos continuamente respirando el aire que hay en nuestro entorno y que este se convierte en nuestra aliado vital. Pero si está contaminado, las consecuencias pueden ser brutales.
Contaminación visual
La contaminación visual es el término que se utiliza para la contaminación que podemos ver en el aire. Hay muchos tipos de contaminación que son inapreciables para el ojo humano. Esta se ve y se siente, y en casi todos los casos procede del humo que emiten al aire los coches, los demás transportes y todas las empresas y fábricas que se concentran en la urbe. Pero ¿cómo nos afecta esta contaminación?
Riesgos de la contaminación
La contaminación y los riesgos para la salud dependen en gran medida de los gases que se encuentren en el ambiente, de cómo la ciudad los elimina y de las concentraciones que se producen. Hay ciudades acostumbradas a tener altos niveles en su entorno que, pese a que sobreviven, ven como su población se ve atacada por molestias oculares, picores en todo el sistema respiratorio o incluso una mayor incidencia del asma.
En general, la contaminación hace que respiremos peor. Ese oxígeno que necesitamos para las funciones vitales de nuestro cuerpo no llega en la cantidad necesaria, y en su lugar lo hacen un montón de partículas que en parte se filtran en la nariz y en la boca. También la piel sufre las consecuencias. Esto provoca que esos dos órganos sean los primeros en notar las consecuencias. Pero con una contaminación más alta, las consecuencias pueden pasar a la parte más baja del sistema respiratorio, atorando las vías y produciendo enfermedades más graves.
La salud se resiente siempre con la contaminación, pero hay colectivos especialmente vulnerables. Los niños por ejemplo, que respiran más rápido que los adultos y cuyos pulmones están desarrollándose aún, se ven en mayor medida afectados por ella. También los deportistas que se exponen a este aire en la práctica deportiva continuada. Y aunque no vamos a resolver el problema solo nosotros, para ayudar, hay siempre que apostar por medios de transporte sostenibles.
Sin duda alguna, la contaminación es un gran problema que nos afecta a todos, independientemente de la ciudad en la que vivamos los niveles pueden ser mayores o menores. Ahora, solo es cuestión de ponernos manos a la obra y aportar nuestro granito de arena para sentirnos mejor.