El juego de números de las tallas femeninas

La mujer estadounidense promedio pesa unos 11 kilos (25 libras) más que en 1960. Sin embargo, la talla de ropa femenina para mujeres más gruesas, por lo general 14 o más, todavía genera sólo un 9% de los 190.000 millones de dólares que se gastan anualmente en el país en ropa.

¿Dónde está el error? No es que a las mujeres menos delgadas no les interese la moda. Es que el sector de la moda no parece tener interés en ellas.

La industria de la moda siempre ha dedicado más tiempo, dinero y mercadotecnia a la ropa para cuerpos esbeltos que para los de curvas, porque es más fácil y más rentable.

Pero analistas del sector minorista y mujeres de talla plus dicen que hay algo más en juego: los estereotipos de que las mujeres corpulentas no quieren vestirse a la moda impiden que las compañías fabricantes les ofrezca ropa que las haga lucir bien. Y a su vez, eso las desalienta de gastar más.

Pero hay que decir que las tallas son una ciencia poco exacta. Las tallas de ropa de mujer se crearon en los años 1920 cuando los catálogos se popularizaron y la ropa comprada en la tienda reemplazó a las hechas por las modistas y las propias mujeres.

En los años 1930, los minoristas comenzaron a adoptar tallas de números que iban por lo general del 14 al 24, dice Alaina Zulli, modista que estudia la historia de las prendas de vestir. Pero esas tallas no tienen mucho que ver con las de hoy. Una talla 24 de entonces, por ejemplo, sería una 14 hoy. De manera que el asunto de no tener suficiente ropa de moda en tallas grandes probablemente no era entonces tan pronunciado.

Agencias.