Beneficios de vivir separado de tu pareja

La falta de espacio, la incompatibilidad ante ciertos asuntos domésticos o una pasión dormida son algunas de las consecuencias de vivir en pareja y bajo el mismo techo. Sin embargo, la corriente Living Apart Together (LAP) se ha convertido en un nuevo pensamiento que llega para salvar a muchas parejas aunque aún muchos no lo crean.

Vamos a desentrañar las claves del movimiento LAP, el secreto de vivir separados con la pareja.

Beneficios de estar juntos pero separados

Si bien hay tantos tipos de relaciones como personas, el amor parece haber comenzado una nueva reinvención en los países occidentales, desviándose del típico patrón inicio-vivir juntos-casarse-tener hijos, una combinación que puede perjudicar nuestra relación de pareja a partir del momento en que comenzamos a vivir juntos.

Es en este momento cuando somos testigos de la verdadera prueba de nuestro amor: más tiempo juntos, menos espacio para nuestras aficiones, compartir todo aquello por lo que velamos durante los años de soltería o inicio de la relación, una mayor apatía a la hora de descubrir nuevos locales o lugares de nuestra ciudad y, especialmente, constantes enfrentamientos ante ciertas situaciones que se presentan en esta nueva etapa, especialmente aquellas de carácter económico.

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No todas las parejas tienen por qué sufrir estas consecuencias, pero sí existe un gran número de personas sometidas a una situación de la que parece difícil despegarse cuando sale mal, pues siempre será más seguro pasar de azul a azul oscuro que viceversa.

Es en esos momentos de tensión en la pareja cuando comenzamos a anhelar el factor «novedad» del principio, los encuentros pasionales, esas ganas de verle y contarle nuestro día aún manteniendo un espacio que considerábamos primordial. A partir de estos anhelos surge el movimiento LAT (Living Apart Together), una tendencia que ya suma 1,7 millones de parejas en Estados Unidos.

Este pensamiento consiste en el acuerdo que la pareja establece de vivir separados, cada uno conservando su espacio, propiedad y criterio ante determinadas situaciones, sustituyendo la agotadora convivencia por un regreso al principio de la relación, a esa pasión consumida tras la decisión de convivir.

El LAT también aporta una menor dependencia hacia la otra persona, conformando pensamientos que alimentan a nuevas parejas que no se dejan definir por el pensamiento de «estar juntos todas la vida» o «sólo contigo me siento bien y realizada». De este modo, los amantes del siglo XXI nos sentimos más independientes, menos dependientes pero conservando el deseo por el otro bajo la misma exclusividad.

Este movimiento no sólo alcanza a parejas que acaban de mudarse juntos, sino a otras casadas y con hijos, tal y como refleja el caso del director Tim Burton y Helena Bonham Carter, uno de los ejemplos más sonados del LAT y que, a pesar de tener dos hijos de 11 y 4 años, mantienen la relación aún viviendo separados en Londres. De este modo, y si se toma la decisión a tiempo, los hijos no sufren y el patrón de progenitores a menudo tensos y frustrados durante la convivencia se convierte en la mejor inspiración y un modo más saludables de mantener nuestra familia en armonía.

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El LAT, vivir juntos pero separados, es un nuevo modelo de relación amorosa que, si bien no tiene por qué ser adoptado por parejas que sí disfrutan de su convivencia juntos, aporta un soplo de aire fresco a muchas relaciones venidas a menos tras la convivencia indefinida. El mundo se adapta a nuevos cánones, y el amor no podía ser menos.