Incluido en muchos dentífricos y recomendado por la mayoría de dentistas, el flúor es, en realidad, peligroso para la salud. En otras palabras, se trata de un elemento protegido por los grandes del sector, razón por la cual se sigue recomendando.
En muchos prospectos de muchos fabricantes de dentífricos se puede leer lo siguiente: «el flúor permite remineralizar el esmalte y reforzarlo para limitar los ataques ácidos y el desarrollo de caries». Sin embargo, la OMS responde que el flúor sería, no solo casi inútil contra la caries, sino perjudicial para la salud.
En efecto, presente en las fuentes geológicas naturales, el flúor no necesita ser incorporado como suplemento; y podría ser una fuente de patologías graves que favorecen el crecimiento de tumores, disminuye el coeficiente intelectual o desarrolla la fluorosis.
La fluorosis
En 2006, la OMS alerta de los peligros de una enfermedad ocasionada por la absorción demasiado importante de flúor: la fluorosis ósea. El flúor se acumula a lo largo de los años en el tejido óseo y provoca una rigidez y dolores articulares. En casos graves, puede provocar una modificación de la estructura de los huesos y tener efectos invalidantes.
Un peligro para el cerebro
Contenido en ciertos tranquilizantes, el flúor presenta además un potencial para adormecer y disminuir la voluntad, así como efectos que frenan el crecimiento intelectual de los niños.
Como el flúor está cada vez más puesto bajo sospecha, se puede leer en los consejos de uso de los dentífricos que lo contienen que no se debe tragar la pasta de dientes después del cepillado. Pero todo el mundo sabe que los niños se tragan fácilmente el dentífrico, sobre todo si tiene algún tipo de sabor afrutado… Por consiguiente, la mejor prevención, sin duda, es comprar dentífricos sin flúor.
Hoy en día, según la agencia americana de sustancias tóxicas, de las 275 contabilizadas que constituyen una amenaza para la salud humana, el flúor se encuentra entre las más tóxicas. Esta sustancia sin color, sin olor y sin gusto pasa desapercibida, por eso es tan fácil ingerirla sin prestar atención.