Filtran carta escrita por Ennio Morricone antes de morir

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La muerte de Ennio Morricone este último lunes 6 de julio cayó como una roca en un charco. El hombre detrás de más de 500 sinfonías en el cine y la televisión falleció a los 91 años en su ciudad natal: Roma, Italia. 

El compositor, sin embargo, como quien presagia su propio fin, escribió una última carta, donde dedicó unas últimas palabras a las personas que más amó durante su larga trayectoria.

“Yo, Ennio Morricone, he muerto”. Así se titula la carta que redactó mientras estaba postrado en una cama de la Clínica Campus Bio Médico de Roma, Italia. Había sido internado después de que sufriera una dura caída provocando una complicada fractura en su fémur.

Los médicos que lo acompañaron durante su fallido proceso de recuperación entregaron la misiva a Giorgio Asumma, el abogado del compositor italiano. Ya afuera del hospital, frente a la prensa, leyó cada línea en honor al hombre que en vida también fue su amigo.

“Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto”, se lee en la introducción de la carta.

A pesar de ser una persona con mucha sintonía, indicó que se despide por este medio porque no quiere molestar a nadie. “Hay solo una razón que me empuja a despedirme de este modo y a tener un funeral privado: no quiero molestar”, escribió.

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En la carta, tan nostálgica como sus sinfonías, aparecieron los nombres de las personas que tuvieron mucho significado en su vida: sus amigos, sus hermanas, sus hijos. Al final, en una conmovedora oración, el oscarizado compositor renovó el amor por su esposa María. “A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar. A ella es mi más doloroso adiós”.

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Captura de la carta escrita por el cineasta

Carta completa de Ennio Morricone

Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto.

Pero un recuerdo particular es para Peppucio y Roberta, amigos fraternos muy presentes en estos últimos años de nuestra vida.

Hay solo una razón que me empuja a despedirme de este modo y a tener un funeral privado: no quiero molestar.

Saludo con mucho cariño a Ines, Laura, Sara, Enzo y Norbert por haber compartido conmigo y con mi familia gran parte de mi vida.

Quiero recordar con amor a mis hermanas Adriana, Maria y Franca y sus seres queridos y hacerles saber cuánto las quise.

Un saludo lleno, intenso, profundo a mis hijos Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni, mi nuera Monica y a mis nietos, Francesca, Valentina, Francesco y Luca.

Espero que entiendan cuánto los he amado.

Por último María (pero no última). A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar.

A ella es mi más doloroso adiós.