Adelma Méndez tuvo una vida muy ajetreada. Madre de 7 hijos, abuela de 25 nietos y bisabuela de 18 bisnietos, la mujer casi no tenía tiempo para ella. Y con todas las responsabilidades que tenía como matriarca de esa gran familia, tuvo que priorizar algunos aspectos y dejar otros de lado.
Desgraciadamente, uno de los temas que tuvo que retrasar fue su educación. Con tantos hijos, Adelma simplemente no tenía tiempo para ir a clases y sacar su diploma de la escuela secundaria.
«A penas había terminado quinto grado, en mi vida me dediqué a criar a mis hijos y nietos», afirmó a la radio La20 Fm. Y si bien eso no le impidió mantener a su familia con mucho éxito, el no terminar el colegio siempre fue un tema sensible para ella, sobre todo cuando sus nietos y bisnietos le piden ayuda para terminar sus tareas.
Ahora, a sus 80 años, con más tiempo en sus manos y una determinación de hierro, la mujer decidió que ya era tiempo de graduarse.
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Asistiendo a clases de 19 a 22 horas de lunes a viernes, poco a poco empezó a recordar sus antiguas lecciones y llenar su cabeza de nuevos conocimientos. «Lo que más me costó fue lengua, por tener que volver a estudiar las reglas ortográficas», aseguró.
A pesar de las dificultades y del complicado horario de clases, la determinación de esta abuelita la llevó a graduarse como la mejor de su clase.
«A pesar de mis años avanzados quise terminar la escuela. Tuve la oportunidad y lo hice. ¿Cómo no lo iba a hacer? Más que nada lo hice para incentivar a mis nietos, para que vean que se puede», dijo orgullosa la abuelita en entrevista con el portal online La Nación.
Ya con el diploma en mano, siendo la mejor estudiante de la clase y con el honor de ser la abanderada de su graduación, Adelma suma lo aprendido en la escuela a los vastos conocimientos que la vida le ha entregado.