Con el paso del tiempo, muchas personas se dan cuenta que sus hábitos han cambiado en comparación a cuando estaban recién entrando a los 20.
Las horas de sueños cambian considerablemente a lo largo de la vida de cada persona, por ejemplo, los recién nacidos tienen un sueño polifásico, esto quiere decir que duermen entre 16 y 17 horas al día con intervalos ya que duermen entre 4 y 5 horas seguidas.
"No es solo una impresión, forma parte de la evolución del ciclo vital y del envejecimiento del organismo. Dormimos menos y peor", señaló al medio Ana Adan, doctora en Psicobiología de la Universidad de Barcelona.
Esto comienza a cambiar luego de los cuatro meses ya que comienza a madurar el sistema nervioso y así el sueño se transforma a uno monofásico y nocturno, o sea que se duerme sin pausas y de noche.
Un nuevo cambio se da en la adolescencia. En esta etapa el sueño comienza a llegar a horas más tarde y cuesta más levantarse temprano. Por esa razón, en algunos institutos de Estados Unidos comenzaron a probar el retraso en el horario de entrada y eso mostró que los resultados de los estudiantes mejoraron.
Pasando la etapa de la adolescencia y entrando a la adultez nuevamente el sueño cambia. Las horas de sueño ya no son tan largas como antes y te levantas más temprano, por lo que te da sueño más temprano.
De acuerdo a The New York Times, ya siendo un treintañero te despiertas más seguido durante la noche.
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Adan le explicó al medio que en esa etapa se debe evitar encender luces mientras duermes ya que el cerebro las interpreta como si estuviera amaneciendo. Eso se suma a que los ruidos comienzan a ser más molestos cuando se duerme y al momento de despertar en medio de la noche, después cuesta más conciliar el sueño.
A pesar que dormir poco y mal no sería un problema, podría llegar a serlo si trae molestias como despertar cansado u otros problemas físicos.
"Las diferencias en la calidad del sueño y en la capacidad de dormir bien o de forma estructurada son gran parte de la base de un envejecimiento exitoso", explicó la experta al medio. Agregando que lo ideal es tener una "higiene del sueño correcta, como mantener unos horarios regulares, no cenar muy cerca de la hora de dormir y avanzar la hora de despertarnos".
Además, de acuerdo a la publicación, se recomienda sincronizar el sueño con el ciclo del día. Es decir, cuando amanece y cuando cae la noche.
Por eso, uno de los problemas sería los cambios de hora que podrían causar problemas especialmente en ancianos y niños.
Sin embargo, la experta comentó al medio que cuando eres adulto y duermes poco no es recomendable obsesionarse con las horas de sueño porque no sería necesario. Esto porque la idea es dormir suficiente para que la persona se sienta bien y pueda funcionar.
Finalmente, Adan recomendó que las siestas de diez a veinte minutos son recomendables siempre y cuando la persona no tenga problema de trastorno del sueño o insomnio, en esos casos si la persona quiere una siesta debería aguantar hasta que sea de noche y dormir todo lo que corresponde