El vestido que lucirá Meghan Markle el sábado en su boda con el príncipe Enrique de Inglaterra es uno los secretos mejor guardados del Reino Unido.
¿Será blanco? ¿De encaje o satén? ¿De un diseñador británico o extranjero?
Los aficionados a la moda tendrán que esperar hasta el mismo momento de la boda para descubrir la respuesta.
Siete años atrás, el vestido de novia de Kate Middleton para su boda con el príncipe Guillermo, el hermano de Enrique, ya despertó un gran interés en todo el mundo.
La duquesa de Cambridge eligió un modelo blanco y marfil de satén con mangas de encaje, diseñado por Sarah Burton y fabricado en los talleres de Alexander McQueen, una creación 100% británica.
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La estadounidense Markle también podría haber optado por un creador del reino de Su Majestad, para halagar a la opinión pública y promocionar a la industria de la moda británica.
¿Fantasía, tradición o ambas cosas?
Desde hace meses, el mundo de la moda es un hervidero de rumores sobre el nombre del diseñador: entre los más citados están Burberry, Ralph&Russo (creador del vestido que llevaba para las fotos oficiales del compromiso), Stella McCartney, Erdem, Alexander McQueen, Antonio Berardi o Roland Mouret.
Este último, preguntado sobre ello durante la Semana de la Moda de Londres, en febrero, declinó comentar.
"No responderé", dijo a la AFP el diseñador francés establecido en Londres, conocido por sus vestidos esculturales, elegantes y sensuales.
"Es una amiga y el gran regalo que les puedo hacer a mis amigos es respetar su privacidad", añadió.
Gran aficionada a la moda, Meghan Markle describió en la revista Glamour en 2016 su atuendo ideal para el gran día: "Personalmente, prefiero los vestidos de novia extravagantes o sutilmente románticos".
Los imperativos del código indumentario de la realeza pueden haber limitado sus opciones: al unirse a Enrique, se une también a una institución de costumbres seculares con normas para todos los momentos de la vida.
"Durante años, los vestidos de novia de la realeza se han inscrito en la tradición abriéndose al mismo tiempo a la moda del momento", explica la página oficial de la familia real.
La complicación adicional viene de que Meghan ya se casó una vez, con el productor de cine Trevor Engelson, lo que teóricamente le impediría vestir de blanco.
Sin embargo, las normas en este sentido "son ahora menos rígidas", explicó Raishma, diseñadora de vestidos de novia, al diario Daily Express.
Meghan podría "optar por el marfil o un tono grisáceo que sería perfecto con su tono de piel", añadió.
"Exposición internacional"
Cualquiera que sea su nombre, el diseñador elegido se beneficiará de la atención que suscitará la boda.
Retransmitida en medio mundo, la ceremonia será vista por millones y millones de personas.
Y el vestido, unos minutos después de su aparición, será analizado en detalle por medios especializados que ya ofrecen enlaces para comprar todo el vestuario de Markle.
Su vestido de novia será copiado y usado por otras futuras novias de todo el mundo.
¿El efecto Meghan Markle? No sólo, responde Sam Coates, un profesional de la comunicación con sede en Londres.
"Los miembros de la familia real eran 'influencers' mucho antes de que existiera la palabra… Son capaces de propulsar una marca a la fama", dijo a la AFP.
Y, a todo esto, ¿el atuendo de Enrique? Está lejos, muy lejos, de despertar el mismo interés. Además, el príncipe podría acabar casándose con su uniforme militar de gala, una tradición en la familia real.