¿Tenemos más energía cuando bebemos café?

¿Sabes si el café da energía realmente? Muchos juraríamos que sí, sobre todo a primera hora de la mañana, cuando es lo primero que ingerimos cada día con la intención de despertarnos más rápido, o bien para despabilarnos luego de un almuerzo copioso con el objetivo de tener las pilas necesarias para seguir trabajando; sin embargo, parece que esta teoría está a punto de ser echada por tierra.

La mítica energía que aporta el café

De acuerdo a un vídeo publicado en Business Insider, el café provocaría la sensación de que no estamos cansados. ¿Cómo es posible?

Bien, se debe a un trabajo conjunto entre el flujo sanguíneo y los receptores del cerebro, en dónde se deposita la adenosina –sustancia que sirve para enviarnos la señal de cuando ir a dormir–. Este compuesto, cuando tomamos café, es reemplazado por la cafeína, gracias a lo cual no se nos envía la señal de estar bajos de energía, sino que se suspende y así es como sentimos que podemos seguir con nuestras tareas habituales con un rendimiento mayor al que teníamos antes del consumo de cafeína.

Pero bueno, no podemos ser tan dramáticos, esta es solo una cara de la moneda, la historia también tiene su parte positiva.

Energía versus cafeína

Es cierto que la cafeína de por sí es un estimulante, ya que posee 3 compuestos como:

Teobromina: Aumenta el torrente de oxígeno que llega al cerebro.
Paraxantina: Incrementa el rendimiento deportivo.
Teofilina: Eleva los niveles de concentración e incrementa la frecuencia cardíaca.
De todas formas, también hay otros beneficios de consumir café de forma moderada: entre ellos, reduce los riesgos de contraer diabetes tipo 2, estudios actuales dicen que la cafeína finalmente no produce deshidratación y que retrasaría la evolución de la enfermedad de Alzheimer.

En todo caso, si deseas obtener energía del café, la recomendación consiste en no excederse de un consumo diario de 400 miligramos de cafeína, ya que de ser así, sufriríamos los efectos perjudiciales derivados de la toma, como por ejemplo, estados de ansiedad.