Existen numerosos estudios sobre la infidelidad. Motivos, países donde más sucede, estadísticas entre hombres y mujeres…Por lo general coincidimos en que las actitudes en torno al sexo se han relajado significativamente estas últimas décadas, que la sociedad es más liberal. En 20 años, nuestro comportamiento –pero también nuestra actitud– hacia el engaño ha cambiado sensiblemente.
En las últimas décadas, el número de adultos que reconoce haber puesto los cuernos a su pareja es mucho mayor. ¿Cuáles son los condicionantes en el contexto en el que vivimos?
Según el portal Ashley Madison, una especie de Tinder para casados, lo tiene claro: “España es el país más infiel de Europa”. Y no solo es una cuestión de esta región del Shape from motion only Viejo Continente.
Cómo descubrirlos
¿Es tan sencillo ocultar una infidelidad? Tras haber tenido sexo, los hombres se muestran contentos, satisfechos y con los ojos brillantes. Ellas son más impredecibles, ya que esas actitudes se pueden mostrar también cuando realizan otras actividades como ir de compras o un trabajo bien hecho. Te mostramos algunas de las señales a las que debes estar atento si quieres saber si tu pareja acaba de tener sexo con otra personas que no eres tú:
No tiene ganas. Aunque suene a tópico, en el caso de ellas es algo más normal. El deseo sexual y la excitación tienen su origen en el hipotálamo (la parte más primitiva del cerebro) donde se dan una serie de conexiones y reacciones químicas que hacen que el cuerpo esté preparado –y deseoso– de practicar sexo. Hasta ahora se sabía que, en ambos sexos, en esta reacción biológica influye principalmente el aumento de los niveles de testosterona en la sangre. Sin embargo, parece que surge una diferencia más entre hombres y mujeres.
Según un estudio publicado en la revista ‘Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism’, el deseo sexual femenino no es puramente hormonal sino que está relacionado los con la estabilidad emocional de la mujer con la otra persona. “Las mujeres necesitan algo más que un simple encendido”, afirma Jen Christensen. Pero, ¿cuándo no tiene ganas un hombre?
Aunque se diga que el apetito de ellos en insaciable y no tiene fin, en realidad existen menos posibilidades de querer tener relaciones sexuales si ya las mantuvieron unas horas (o minutos) antes. No es lo mismo que estar en la cama y querer repetir, en este caso el cambio de ambiente y el haber experimentado un orgasmo pueden dejar su libido por los suelos.
Ellas son más atrevidas. Según un estudio publicado en la revista científica ‘Journal of Advanced Research’, el sexo atrae más sexo: si han tenido relaciones recientemente, ellas experimentan mayor cercanía o interés hacia los hombres.
El deseo es un auténtico cóctel químico. Desde un punto de vista científico, en el caso de los hombres es más fácil de explicar, ya que es más directo. Para las mujeres, sin embargo, depende de las fluctuaciones hormonales. Ellas suelen sentir una mayor inclinación a buscar encuentros sexuales durante el periodo de ovulación o incluso durante la regla. Pero hay que reconocer que depende de cada mujer.
Debes estar atento a todo
Son más detallistas. Si tu pareja aparece un día conun regalo inesperado y es de los/las que jamás en vuestra relación lo ha hecho, empieza a sospechar. La culpabilidad les come. Te hace regalos más caros y sin razón aparente. Te da besos porque sí o se te queda mirando embobado. Sospecha: se siente culpable y quiere aliviar su conciencia tirando de tarjeta o de romanticismo.
Cambios bruscos en el humor. Las personas infieles suelen tener un gran cargo de conciencia que les lleva a tener cambios bruscos de humor. De repente tu pareja es muy dulce y atenta contigo, y al segundo se coge una rabieta del quince por algo que has hecho mal, a su parecer. Esto le ocurre sobre todo a las mujeres que engañan a sus parejas, pues los hombres llevan mucho mejor este doble juego.
Más felices. “Hay una conocida región del cerebro que está involucrada en la sensación de felicidad”, explica el doctor Paul Thompson, profesor de neurología de la Universidad de California. “Se llama el sistema límbico, que está en las profundidades del cerebro, y es más activo cuando recibimos alguna recompensa. El mismo sistema se activa con el sexo, las drogas o el juego, básicamente con cualquier cosa que nos haga disfrutar”.
Tiene mucho sueño. El cuerpo quiere relajarse después de hacer el amor, por ello el sexo es un buen recurso si se tienen problemas de sueño. Según el doctor Ghosh, un buen orgasmo produce en los hombres efectos equivalentes a tomar entre tres o dos miligramos de diazepam (Valium), y es por ello que la mayoría se quedan fritos justo después de hacer el amor. Las mujeres, sin embargo, permanecen más tiempo estimuladas tras hacer el amor, por lo que les cuesta más relajarse tras la práctica sexual. A ellas, en cierta medida, el sexo les despierta, aunque el efecto “despertador” no dura demasiado tiempo.