Insólito: «Tuve el cadáver de mi hija en casa durante 3 semanas»

Cuando su hija Niamh murió de cáncer, Gilli Davidson quiso tenerla durante algunos días en su hogar y una casa funeraria hizo que eso fuera posible sin problemas. En Reino Unido no es ilegal tener en casa el cuerpo de una persona muerta antes de su entierro.

A los seis años, Niamh Storey Davidson le diagnosticaron un raro tipo de cáncer que afecta a los niños: el tumor de Wilms.

Pasó tres años en tratamiento, pero siempre recaía. Y por ello, los médicos le dijeron que la enfermedad de la niña era terminal.

"El saber que ella ya no iba a estar aquí, conmigo, era insoportable", recuerda su madre.

"Murió en su casa, después del medio día, conmigo y su padre", el 13 de noviembre de 2014.

Los otros hijos de Davidson -entre ellos el hermano mellizo de Niamh, Zach- estaban en el colegio y en la universidad.

Pero a pesar del enorme dolor por la pérdida, la británica tenía una cosa bien clara: ella quería donar los ojos de Niamh, la única parte de su cuerpo la enfermedad no le había dañado.

La donación de órganos es algo muy importante para esta familia: cuando era bebé, a uno de los hermanos de Niamh le trasplantaron el corazón después de sufrir una infección muy grave.

 

Donación al instante

Al fallecer Niamh, Davidson sabía que necesitaba actuar rápido para que a alguien le pudieran ser trasplantados los ojos de su hija.

Así, cuatro horas después de su muerte, la mujer se comunicó con Arka Original, una empresa con sede en Brighton, una ciudad costera del sur de Inglaterra, que ofrece servicios funerarios personalizados.

Cuando la directora de la funeraria, Cara Mair, llegó con su colega Sara Clarke-Kent a recoger el cuerpo de la niña, no llevaban consigo las bolsas negras que se acostumbran en estos casos.

Tenían en vez de eso una manta de algodón, una almohada muy bien decorada y una bolsa llena de hojas y flores.

"Sacar a alguien que acaba de fallecer en su casa es algo muy duro de presenciar para sus familiares", le explica Mair a la BBC.

"Es importante tener algo bonito para arroparlos. Porque, aunque hayan muerto, allí continúa su cáscara, su armazón".

Niamh fue llevada a las instalaciones de la funeraria, donde un experto le extrajo los ojos.

"Sara (Clarke-Kent) se quedó con Niamh mientras se hacía el procedimiento", explica Davidson.

"Y eso fue un privilegio, porque sabía que todo se iba a hacer con mucho respeto. El técnico dijo que los ojos de Niamh eran hermosos y que definitivamente le iban a servir a alguien".

Regreso a casa
Al otro día del procedimiento funerario, Niamh fue llevada de regreso a su hogar.

Mantener un cadáver en una vivienda antes del funeral es algo extraño en Reino Unido, pero no es ilegal.

El asunto más importante a tener en cuenta es la temperatura. Algunas compañías funerarias instalan unidades de aire acondicionado, especialmente en los meses de verano, para mantener el cuerpo frío.

Pero en el caso de Niamh, ese no era el problema. En noviembre en Reino Unido la temperatura es más que fresca, así que bastaba con dejar abierta la ventana de la habitación donde habían puesto a la niña.

"Ella se quedó ahí, recostada en una tumbadera con sus mantas y sus cojines", recuerda Davidson.

"No podía dejarla en otra parte. No me parecía bien. Apenas había cumplido los nueve años. La sentía todavía parte de mí".

Niamh estaría en casa unas tres semanas, con sus ojos cerrados.

"Lo quisimos hacer así, de forma lenta, para que la gente tuviera el tiempo de digerir la noticia de su muerte. No hay una fórmula escrita para este tipo de cosas", dice Mair.

En los días que Niamh estuvo en su hogar, su madre pasó mucho tiempo con ella.

"Pude bañarla, vestirla con su ropa favorita. Lo más importante para mí era que su muerte se convirtiera en algo real para mí", dice.

"Si Niamh solo hubiera desaparecido, hubiera llegado en un ataúd y nunca más la hubiera visto, todavía la estaría buscando".