Una mujer británica, de 31 años, participó de una experiencia que la dejó con la boca abierta: se acostó con un robot. Se trata de Karley Sciortino, quien compartió 20 minutos con Gabriel, un muñeco “de silicona 100 por ciento”, por lo que sintió que “el pene es increíblemente realista”. “Por momentos era indistinguible de uno real”, agregó.
Totalmente satisfecha con su experiencia, la joven describió al miembro viril de su compañero, que puede ajustarse para pasar de flácido a erecto: “Está hecho para ser duro en el interior con una capa externa suave. Es casi escalofriante”, según indica la página Crónica.com.ar.
“Con un muñeco puedes aprender a hacer que el sexo funcione para ti: probar velocidades y ángulos. Puede ayudarte a entender tu cuerpo y eso es algo que da poder a una mujer”, continuó Sciortino, quien podría volver a participar de este tipo de experimentos sexuales con robots.
“Definitivamente no es lo mismo que tener relaciones sexuales con una persona, pero en términos de una nueva experiencia sexual, fue una gran experiencia, vale la pena”, concluyó la voluptuosa rubia.
Contexto.
La nueva moda: tatuarse pecas
La promesa de una piel impecable y sin imperfecciones, hecha por el maquillaje, ha sido rota por una tendencia que se va fijando en los rostros: tatuarse pecas.
Este giro de la moda hacia la imperfección, acogido en algunos países occidentales, es llamado también 'Freckling', y al parecer fue descubierto por la tatuadora cosmética canadiense Gabrielle Rainbow, informaRT
Esta joven, residente en la ciudad canadiense de Montreal, contó a 'New Beauty' que todo surgió cuando una amiga le pidió que le tatuara unas pecas porque ya estaba cansada de hacérselas con lápiz de maquillaje.
Antes de colocarle las pequeñas manchas a su amiga, probó con su rostro y quedó satisfecha del resultado, por lo que se decidió probar.