Sara Clark, la dueña de la pupusería de «La La Land»

Tres segundos de fama. Eso es lo que le concedió la película La La Land a Sarita’s Pupusería. Pero ese pequeño lapso de tiempo donde los protagonistas Emma Stone y Ryan Gossling están sentados comiendo pupusas, plátanos y yucas sirve además para conocer la historia superadora de Sara Clark, la dueña del lugar.

“Trabajaba en el correo y estudiaba medicina, pero empezaron los problemas allá con el conflicto armado”, cuenta Sara, nacida en San Salvador, quien en 1980 tomó la decisión de emigrar a los Estados Unidos.

 

“Ya teníamos un hermano en Los Ángeles, y la cosa se puso fea aquí, sobre todo para otro de mis hermanos, así viajamos él, mi mamá y yo”, explica. Y agrega: “No, qué vamos a ir en avión si no teníamos papeles. Fuimos por tierra, pero en aquel entonces no era tan peligroso como ahora”.

Los primeros años no fueron fáciles y el trabajo no abundaba. “Al principio estaba en una casa de unos millonarios, pero no había casi nada que limpiar, así que más que nada les hacía compañía”, recuerda. Todo empezó a cambiar cuando vio un anuncio clasificado en el diario La Opinión: “Leí que en una joyería del Grand Central Market necesitaban una empleada para un joyería y me presenté. Al principio trabajaba de cobradora, después fui haciendo más cosas y eso me permitió ahorrar algo de dinero”.

A los tres años de llegar, ya era dueña de la joyería. “Es que el dueño quería vender, yo tenía unos ahorros y además me permitió pagarle en plazos”, afirma. Para el paso siguiente tuvo que esperar 15 años: abrir una pupusería en el lugar. “Siempre llegaban salvadoreños al mercado y no había ningún restaurante típico nuestro, ningún lugar donde comer pupusas”, rememora.

Así, en 1998, sin dejar la joyería decidió abrir Sarita’s Pupusería. Un lugar ya tradicional en el downtown de Los Ángeles, pero que se volvió famoso para la escena de la película: “Un día vinieron de la producción de la película a ver el lugar, e increíblemente de los 40 puestos que tiene el Grand Central Market escogieron el nuestro. Estuvieron filmando un día entero”.     

“Les servimos pupusas, plátanos fritos y yuca”, cuenta Sarita, que hoy se arrepiente no haberse tomado ni quisiera una foto con los actores. “No quisimos molestar, todos estaban muy ocupados”, agrega. Por supuesto que fueron al cine a ver la cinta y estuvieron atentos a esos tres segundos de gloria donde aparece su restaurante: “Es bueno que sepan que en El Salvador no hay solo pandillas, que también somos conocidos por la buena comida. Acá vienen gringos, chinos y hasta rusos a comer, y a todos les encanta”.

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