Los celos son una de las emociones que más se experimentan en las relaciones de pareja. Existen los celos llamados normales o sanos que son inherentes a la mentalidad humana y otros que son más de cuidado, pues se transforman en obsesivos, patológicos y muy difíciles de controlar. En esta entrega te contaremos las diferencias que existen entre los celos sanos y los celos normales para que sepas a qué grupo perteneces.
Qué son los celos sanos
Los celos sanos son algo normal en cualquier relación, porque le harás saber a tu pareja que te preocupa mantenerla y preservarla. Si demuestras estos celos sanos esto quiere decir que tu amor es saludable y que eres honesta en todo lo que a tu relación concierne.
Además de demostrar tu preocupación, los celos sanos son una forma de trazar un límite en cuanto al comportamiento de tu pareja. Esto significa que puedes permitir o no cierto flirteo fuera de la relación aunque también evitarás que otras mujeres se acerquen a tu hombre. Si usas tus celos de manera razonable, podrás poner los límites sin herir a la otra persona para llegar a un acuerdo con tu pareja sobre los términos que servirán para mantener una pareja estable y duradera.
Características de los celos obsesivos
A comparación de los celos sanos, los celos obsesivos convierten a unos de los miembros de la pareja en alguien extremadamente posesivo y paranoico. Un claro ejemplo de celos de este tipo lo puedes encontrar en aquellos hombres y mujeres que revisan el teléfono móvil de sus parejas o que le piden no tener amigos del sexo opuesto e incluso pueden llegar a encerrarlos en la casa para evitar que tengan contacto con otras personas.
Este tipo de celos por lo general terminan en actitudes de violencia que puede ser tanto verbal como física. Dicha violencia puede causar mucho daño que en ocasiones se transforma en irreparable y la persona victima del celoso obsesivo necesita contención por parte de psicólogos.
Por lo general, el celoso obsesivo ve cosas que en realidad no existen como que tienes relaciones con compañeros de trabajo o recibes llamados de personas inexistentes.
Las diferencias entre los celos sanos y los obsesivos son notables, pues los primeros no ponen en peligro la relación ni la integridad física de uno de sus miembros, en cambio si se transforman en obsesivos se hará necesario dar un paso al costado para evitar futuros problemas.