Es la creación de un grupo de ingenieros españoles de la empresa Closca, quienes pensaron en un producto que no tuviera las principales causas del no uso del casco de bicicleta, la incomodidad y la falta de moda.
Según la empresa, su idea es crear una «tendencia en el uso del casco», ya que normalmente y en la actualidad este elemento de seguridad no es popular. Entre otras cosas por su clásico diseño curvo, que complica colocarlo en una superficie o apilar objetos encima.
La idea original fue creada por Carlos Ferrando, quien apoyado por Rafael Cerda logró potenciar la idea.
«Yo soy el inventor, y siempre he estado enamorado de las bicicletas. Pero no era capaz de vencer el miedo a emprender. Me faltaba el empuje, y eso fue lo que aportó Rafa. Cuando me piden un consejo para emprendedores, siempre digo: ‘busca a gente que sea más capaz que tú, cubre tus puntos débiles, despréndete de los complejos'», señala el innovador de 36 años a elconfidencial.com.
El producto fue lanzado en Kickstarter y rápidamente se convirtió en un éxito. De hecho, Estados Unidos y Canadá se llevaron el 70% de la primera venta. La idea causo tal furor en los estados norteamericanos que los mismos usuarios de internet comenzaron a promocionar el producto a través de las redes sociales.
Los nuevos cascos Closca han triunfado principalmente en Nueva York y San Francisco. Éxito, que según Ferrando, se debe a que se trata de ciudades que les gusta «probar productos y generar tendencia».
Agencias
