Unos científicos han descubierto la relación entre una de las reacciones involuntarias más enigmáticas y la estructura del cerebro.
El bostezo es una reacción involuntaria de muchos animales que aún no tiene una explicación científica definitiva. Los especialistas estiman que su causa principal está relacionada con la necesidad de enfriar el cerebro para que funcione mejor, pero prosiguen sus experimentos para encontrar una razón específica de su origen y el misterioso efecto contagioso que posee.
Unos científicos del departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Nueva York (Estados Unidos) han analizado a 29 especies de mamíferos y han encontrado una relación entre la duración del bostezo, el peso del cerebro de los animales y la cantidad de neuronas que poseen en su corteza cerebral, según indica un artículo que han publicado en la revista especializada ‘Biology Letters’.
Los bostezos del ser humano, que posee alrededor de 12.000 millones de neuronas corticales, duran algo más de seis segundos, un tiempo similar al que emplean los elefantes africanos, que poseen un cerebro similar.
En general, los primates presentan una mayor duración promedio de su bostezo respecto a otros mamíferos, debido a que sus cerebros tienen un tamaño mayor que el de otros animales.
Por su parte, los mamíferos que poseen esta masa de tejido nervioso más pequeña también ‘se desperezan’ con más rapidez. Como ejemplo, el bostezo del ratón ronda un segundo, mientras que los perros y los gatos emplean menos de tres segundos y, los caballos, menos de cuatro.
De esta manera, los resultados del estudio apoyan la teoría de que esta acción sirve para enfriar el cerebro a partir de la circulación de la sangre en las cavidades intracraneales.