Adele lo pasó fatal cuando hace algunas semanas tuvo que cancelar su concierto en Phoenix por un terrible resfriado que le impedía cantar. Así que la cantante ha decidido tomar medidas en el asunto para que no se vuelva a repetir el suceso.
Así pues, Adele ha tomado una decisión más propia de una exigencia de diva que de lo que normalmente nos tiene acostumbrados: la cantante no se acercará ni tocará a los empleados que no tengan un certificado médico. Increíble pero cierto, y es que la cantante ha confesado en uno de sus conciertos que ha contratado a un médico que «cada semana hace placas a algunas personas, así decido a quien puedo acercarme, saludar y tocar sin problemas y a quien no.
De este modo, si algún miembro de su equipo no pasa la revisión médica pasa a formar parte de la cuarentena, a la que ella ni tan siquiera se acerca. Todo por intentar evitar que una enfermedad le impida, de nuevo, seguir con su gira mundial. Pero lo más curioso del tema es que Adele hace subir durante sus conciertos a un gran número de personas al escenario, con las que se abraza y fotografía. ¿Dejará de hacer también estos bonitos gestos con sus fans?