La masturbación es un acto que ha dejado de ser un tabú por culpa de las leyes religiosas a ser una acción que es considerada como perfectamente natural. Pero el autoplacer no siempre es una actividad sana: si existe una compulsión, cuando alguien no puede parar de tocarse, se convierte en un problema. Pero, ¿cuándo se puede considerar la masturbación como un trastorno? ¿Cuántas veces es demasiado?
El estigma de la masturbación empezó en la Biblia, en el Antiguo Testamento. Allí se puede leer la historia de Onan, un hombre que prefirió tirar su propia semilla a la tierra antes de casarse con la mujer de su hermano muerto y hacerse cargo de sus hijos. Esta acto le valió la repulsa de Dios y desde entonces se conoce este acto como onanismo.
El profesor de sexología Thomas Laqueur, de la Universidad de Berkeley, asegura en una entrevista concedida a la revista Vice que la masturbación ha sido mal vista desde siempre. Por ejemplo, en el siglo XVIII las personas que la practicaban eran vistas como inútiles para la sociedad.
Esta mala prensa ha durado hasta que en el siglo XX se empezaron a hacer los primeros experimentos científicos para descubrir exactamente qué tipo de impacto tiene esta conducta sobre la salud de quien la practica. El sexólogo Alfred Kinsey fue uno de los pioneros en este campo y sus hallazgos no pudieron ser más clarificadores: tocarse no supone ningún mal ni produce ningún desorden: es una expresión saludable de la sexualidad.
Para responder a la pregunta sobre cuánto es demasiado, la sexóloga Alexandra Katehakis, directora clínica del Center for Healthy Sex de Los Ángeles (Estados Unidos), asegura que el límite está en la frontera de la compulsión. Cuando ni siquiera te masturbas para llegar al orgasmo, sino simplemente lo haces por repetición, como un síntoma más del trastorno obsesivo compulsivo.
Para esta experta hay otro problema asociado que debería ser un aviso de que hay una excesiva masturbación: la disfunción eréctil. Todos los hombres que tengan entre 20 y 40 años y tengan este problema deberían reflexionar sobre si se están masturbando demasiado o consumen demasiado porno.
Otra señal es la de si la masturbación está interfiriendo en otros ámbitos de la vida. Por ejemplo, si alguien no puede ir a trabajar por culpa de su deseo de estar en casa proporcionándose placer. Pero para todos los demás que no tengan ni trastorno obsesivo compulsivo, ni tengan problemas de erección o ni que dejen de hacer algo por sus deseos más íntimos, no existe el termino demasiada masturbación.