Olvídense del voleibol de playa, el fútbol o el tenis, y ni hablar de la carrera de obstáculos o el disco. Pokemon Go está compitiendo con los Olímpicos de Río como el juego más popular entre algunos jóvenes brasileños.
Cientos de ellos acudieron el sábado a un parque de Río de Janeiro con sus teléfonos móviles para cazar criaturas virtuales en el juego de realidad aumentada, que se ha convertido en una locura en Brasil desde su lanzamiento dos días antes de la apertura de los Juegos Olímpicos.
«Fui a un partido de fútbol a ver a Brasil jugar contra Suecia, pero después de que comenzó Pokemon Go perdí el interés», dijo la estudiante Lourdes Drummond en el parque Quinta da Boa Vista, que alguna vez fue el jardín de la familia real brasileña.
El exitoso juego desarrollado por Niantic, en la que la japonesa Nintendo Co tiene una gran participación, usa la realidad aumentada, mapas y el sistema de posicionamiento global (GPS) para hacer aparecer a personajes de caricaturas en el mundo real. Los jugadores ven a las criaturas sobrepuestas en el paisaje cercano a través de las cámaras de su celular.
Claro, la tercera compañía de telefonía móvil de Brasil, estima que cerca de 2 millones de sus usuarios han descargado el juego sólo en el área de Río de Janeiro desde que fue lanzado el 3 de agosto. Un ejecutivo de la compañía, propiedad de la mexicana América Móvil de Carlos Slim, dijo que más de la mitad de esos usuarios han estado cerca o dentro de recintos olímpicos cazando Pokemon.
Incluso los atletas se han vuelto adictos al juego. El gimnasta japonés Kohei Uchimura descargó la aplicación cuando llegó a Brasil para los entrenamientos previos a los Juegos, antes de que Pokemon Go fuera lanzado en el país. Eso le valió una cuenta de casi 5.000 dólares por el servicio de itinerancia.
El mal rato no impidió que Uchimura ganara dos medallas de oro y se convirtiera en el primer hombre en más de 40 años que obtiene de manera sucesiva los títulos del evento general individual masculino y el cuarto en la historia.
Mientras los residentes de Río recorren el lago del parque Boa Vista en botes a remo, los jóvenes exploran el lugar buscando a Dragonite y otros apreciados Pokemon para sumarlos a su colección. Se sientan a la sombra del palacio real decimonónico para intercambiar consejos y recomendaciones.
«Aquí no hay interés por los Juegos Olímpicos, sólo por cómo llegar a la próxima parada donde se encuentre la mayor cantidad de Pokemon«, dijo el sociólogo Joao Carlos Barssani, de 31 años, quien también participaba de la cacería.
Posiblemente no sea un deporte físico, pero la novedad de Pokemon Go es la movilidad que involucra respecto a los video juegos tradicionales. Uno debe levantarse y salir a caminar por la ciudad con el teléfono en la mano para acumular la mayor cantidad posible de Pokemon.
«Antes nunca salía de casa. Ahora, cada vez que mi mamá quiere que compre algo, salgo de inmediato», dijo Rafael Moura Barros, un estudiante de tecnología de la información que cree que el juego ayudará a reducir la obesidad en Brasil.