La mayoría de los asistentes de vuelo tienen historias sobre relaciones a la distancia, pero ésta tiene un final feliz que ha cautivado a millones de usuarios de las redes sociales en el mundo.
La historia comenzó en febrero, cuando la azafata de Lufthansa Olivia Sievers voló a Argentina y encontró un perro vagabundo en la puerta de su hotel. Cada vez que ella regresaba a Buenos Aires, encontraba al mismo perro esperándola, ávido de paseos y golosinas.
Sievers dijo el viernes que su fan cuadrúpedo probablemente «buscaba un amigo humano».
Tanta obstinación perruna tuvo su premio el mes pasado, cuando Sievers se llevó el perro al que bautizó «Rubio», en español a Alemania.
La activista por los derechos de los animales dice que está encantada por la reacción que despertó su relato en las redes sociales y que espera que esto aliente a otros a adoptar perros abandonados.