Un nuevo estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad Nacional de Singapur sugiere que el consumo prolongado de carne roja afecta a los riñones.
Los descubrimientos de los nefrólogos singapurenses, publicados en la revista ‘Journal of the American Society of Nephrology’, justifican la corriente precaución que se suele tener con este tipo de carne.
La carne roja, o sea, carnes de res, cordero y cerdo, puede formar parte de una dieta saludable. Pero, como ocurre con muchos componentes de la dieta, lo mejor es limitar la cantidad consumida, indica el portal Medical News Today.
Por ejemplo, el Instituto Estadounidense para la Investigación del Cáncer (American Institute for Cancer Research) recomienda no comer más de medio kilo a la semana debido a sus vínculos con ciertos tipos de cáncer, incluido el cáncer de estómago.
Un estudio, publicado en ‘The Journal of the American Medical Association’ en 2012, documentó 23.926 muertes causadas por insuficiencia renal y concluyó que el consumo de carne roja está asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad por cáncer.
El presente estudio, llevado a cabo en la Escuela de Medicina de Duke-NUS y la Escuela de Salud Pública de la Universidad Nacional de Singapur Hock, investigó además el impacto potencial de la carne roja sobre la salud renal.
Un número creciente de personas en todo el mundo padece enfermedad renal crónica (ERC): se estima que 500 millones de personas la tienen. Muchos pacientes con ERC llegan a desarrollar la enfermedad en etapa terminal (ESRD). Esta es una condición grave que requiere diálisis o trasplante de riñón.
En la actualidad, los médicos recomiendan a estos pacientes reducir el consumo de proteínas para retardar la progresión de la enfermedad renal terminal. Sin embargo, el papel de las diferentes fuentes de proteínas en el desarrollo de la enfermedad renal no se ha investigado y el trabajo de los nefrólogos singapurenses dirigidos por Woon-Puay Koh ha sido el primer paso en esta dirección.
Uno de los importantes descubrimientos del estudio es que otras fuentes de proteína como el pescado, los huevos, los lácteos y las aves no mostraron ninguna relación con el desarrollo de la enfermedad renal terminal. Además, la soja y las legumbres parecen tener un papel algo protector.
Remedio: una porción de carne roja menos a la semana
Los investigadores estiman que la sustitución de una porción de carne roja a la semana por una fuente de proteína diferente reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad renal terminal en un 62%.
Estos resultados confirman otros estudios recientes, lo que le añade peso. Por ejemplo, un estudio japonés descubrió que las regiones geográficas donde se consume más proteína animal tienen una mayor tasa de enfermedad renal terminal.