Con este calor y el buen tiempo que hace lo único que apetece es darse un chapuzón en la piscina para refrescarte después de haberte puesto al sol un buen rato. Pero no todo podía ser tan bueno y dar tanta envidia, los ojos rojos después de salir del agua son muy molestos, lo peor de todo.
Siempre solemos echar la culpa al excesivo cloro que tiene la piscina, ya que no tiene por qué ocurrir en todas y siempre, pero lo cierto es que la razón de esta rojez es otra bastante más desagradable.
Resulta que existe un compuesto químico, las cloraminas, que nacen cuando el cloro entra en contacto con la mezcla de orina y sudor que hay en el agua, según publica ‘El País’. Y no solamente da un poco de asco, sino que puede provocar enfermedades oftalmológicas si se está demasiado tiempo con la cabeza y los ojos abiertos debajo del agua, además de irritaciones en la piel.
La ducha fría insoportable de antes de meterse a la piscina es mucho más necesaria de lo que parece, ya que no resulta agradable que después de haber sudado te tires de cabeza.