El primer parque de atracciones Disney en China abrió sus puertas este jueves en Shanghái, el más reciente símbolo de la cultura estadounidense que se toma el gigante comunista.
Horas antes de la apertura de las puertas a las 11H30 locales (03H30 GMT), se formaron largas filas de espera.
Guardias con guantes blancos garantizaban la seguridad, mientras que perros policías entrenados en la detección de explosivos olfateaban cerca de una fuente de Mickey Mouse.
El complejo, con un coste de 5.000 millones de dólares (4.455 millones de euros), posee el castillo de Disney más grande del mundo.
El proyecto se inició en 1999, pero se suspendió durante un tiempo para que Hong Kong, una región administrativa especial de China, pudiese abrir el suyo en 2005.
El jefe de Disney, Bob Iger, relanzó el proyecto en abril de 2011, con la promesa de convertirlo en «un referente significativo» en la historia del grupo.
Pero la inauguración tiene lugar en un contexto difícil, dado que la economía china acaba de registrar su crecimiento económico más débil en los últimos 25 años y según las proyecciones seguirá desacelerándose en 2016.
Sin embargo, los indicadores negativos no desaniman a Disney, que confía en que la clase media china se precipite hacia las atracciones y llene los hoteles, los restaurantes y las tiendas de souvenirs del complejo.