A principios de mayo el profesor de historia José Buslón y sus estudiantes del Liceo 2 «Antonio Grompone», de la ciudad Salto, en Uruguay, visitaron el cementerio de la localidad.
El plan era conocer de cerca el «patrimonio cultural» y simbólico de una de las necrópolis más antiguas del norte uruguayo, pero la visita se volvió famosa, ya que hubo algo que sorprendió a todos: los estudiantes dijeron haber fotografiado un fantasma durante el recorrido y difundieron la foto.
La construcción funeraria tiene una puerta decorada con vidrio y una reja de hierro forjado, junto a la entrada hay una escultura de origen italiano que muestra a un ángel y a una mujer con expresión de dolor.
Mientras duró la visita estudiantil la tumba permanecía cerrada con candado. «Nos paramos frente al panteón para hablar de las flores y sus características simbólicas. Los estudiantes hicieron sus registros y nos fuimos», narró Buslón.
Lo que se hizo en el cementerio fue una «cacería de símbolos» para que los estudiantes identificaran y fotografiaran los signos más característicos, y luego presentarlos en la siguiente clase.
«Ese día tenemos la puesta en común sobre los hallazgos sobre los símbolos alcanzados por los estudiantes«, dijo.
Mientras tanto, los estudiantes y el docente intentaron encontrar una explicación científica a la imagen.
Días después, el profesor fue entrevistado por un programa de televisión local pues se conoció la existencia de una nueva foto misteriosa y otra vez aparece una figura del otro lado del vidrio.
Buslón explicó que esta nueva foto «fue tomada en el mismo panteón» que la primera y que » incluso hay otra foto más» en la que se ve aparentemente «una niña».
«Estaríamos hablando de tres imágenes de niños en ese mismo lugar», dijo.
El docente contó que cuando apareció la primera imagen intentaron contactarse con los dueños del panteón, pero no recibieron respuesta, también señaló que desde el liceo comenzaron a hacer «un relevamiento de archivos» que van desde el año 1889 hasta 1951.
Contó que en los archivos que van de 1919 a 1930 «descubrimos muertes prematuras», así como también en los que van de 1931 al 1940.
«Nos llamó poderosamente la atención que en el libro en que se registran los decesos aparece la razón de la muerte y la firma del doctor, pero para este periodo no aparecía la firma y en solamente un caso decía la razón de la muerte».