Los folatos, también llamados ácidos fólicos o vitamina B9, son los mejores amigos de las embarazadas y de los futuros bebés. Están presentes en la alimentación de la mujer antes y durante el embarazo, y por esta razón garantizan el buen desarrollo del bebé.
Sin embargo, una de cada dos mujeres en edad de quedarse embarazada presenta un déficit importante de este nutrientes. Los folatos son vitaminas del grupo B, necesarias para el buen funcionamiento del material genético: sirven en particular para formar nuevas células, importantes en período de crecimiento rápido. Hoy te contamos todo sobre los folatos, ácidos fólicos necesarios durante el embarazo.
Problemas por deficiencia de folatos
Una deficiencia en folatos puede conllevar en el feto un retraso en el desarrollo o malformaciones graves, como anomalía de cierre del tubo neural, futura médula espinal del bebé. Las causas del déficit en ácido fólico se debe a una alimentación pobre en frutas y verduras, hacer un régimen sin seguimiento médico, y consumo excesivo de tabaco o alcohol.
Alimentación y folatos
Los folatos toman el nombre de la palabra latina folium («hojas»), puesto que están presentes en cantidad importante en las verduras de hojas verdes (espinacas, puerro, alcachofa, etc.).
Igualmente, se encuentran en el pan y el arroz integral, los quesos de costra blanca y los frutos rojos (fresas, frambuesas, cerezas), pero también en la casquería de aves, el hígado de cordero o de ternera, las legumbres cocidas, etc.
Hoy en día, sólo un 2% de las mujeres toman ácido fólico antes de quedarse embarazadas. La tasa alcanza el 3% en los primeros meses de embarazo. Esta tasa es muy débil en comparación con los complementos de hierro, por ejemplo, que se presentan en un 80% durante el último trimestre.
Cuándo consumir folatos
Por desgracia, la mitad de las mujeres tienen dificultades a la hora de transformar este ácido fólico alimenticio en una forma activa directamente disponible por el organismo, de ahí el interés de tomar un complemento nutricional que aporte folatos bajo dos formas: ácido fólico y metafolín, un mes antes y al comienzo del embarazo, y tres meses después, bajo prescripción médica.
Se debe tener la garantía de que en caso de que el embarazo venga en un momento no deseado, no se corra ningún riesgo a la hora de tomar este complemento a largo plazo. Algunas situaciones requieren un aporte preventivo sistemático y una dosis más elevada.
Es el caso si ya se ha tenido un hijo con malformación del tubo neural, si se sigue un tratamiento contra la diabetes o la epilepsia, o si se tiene un problema de sobrepeso, o por el contrario, una insuficiencia nutricional mayor.