Este dispositivo tecnológico llamado James Webb es el más potente que jamás se haya lanzado al espacio. «Cambiará la visión del cosmos», explicó un astrónomo.
La ciencia mundial se encuentra expectante. La NASA confirmó el lanzamiento del telescopio espacial James Webb para el año 2018, considerado el dispositivo más potente que navegará sobre el espacio con una premisa: mirar lo que nadie vio jamás.
Una infraestructura que demandó nueve años de trabajo y una inversión de USD 9 millones.
Científicos e investigadores podrán utilizar sus descubrimientos para realizar estudios revolucionarios. «Es un instrumento realmente notable: la máxima expresión de tecnología que está desarrollando la ciencia», le dijo a Infobae Carlos Donzelli, profesor adjunto del Observatorio Astronómico de Córdoba e Investigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto de Astronomía Teórica y Experimental.
El astrónomo cordobés trabajó con el telescopio Hubble, al que justamente relevará en el espacio el proyecto del James Webb Space TelescopeEl nuevo telescopio registrará eventos hasta hoy desconocidos. «Será un disparador para cualquier tipo de estudio porque va a cambiar la visión del cosmos», relató el especialista. La explicación científica anunció que el telescopio «trabajará en la zona del infrarrojo: el rango de luz que no podemos ver».
Discovery Channel emitió el documental «Telescopio» este sábado 14 de mayo a las 22 horas en el que se revelaó la intimidad de la construcción del flamante James Webb, cien veces más potente que su predecesor Hubble.
El material develará la trastienda de un proyecto en el que participaron más de mil personas de catorce países y convirtieron a esta misión en uno de los emprendimientos científicos más ambiciosos que se hayan intentado.
El desarrollo de esa novedosa tecnología superó los límites de presupuesto y tiempo de trabajo. El doctor Donzelli enumeró los tres lineamientos que respaldaron el lanzamiento del nuevo telescopio: «La primera intención es observar las primeras galaxias que se formaron en el universo para confrontar las teorías cosmológicas existentes.
La segunda consigna es poder ver los sistemas protoplanetarios que el telescopio Hubble no ha podido. Y la que quizá vaya a tener más impacto en el mundo actual será evaluar la existencia de agua en planetas extrasolares y eventualmente detectar alguna señal de vida.
James Webb tiene instrumentos muy sensibles para ver si estos planetas presentan síntomas de tener agua u oxígeno molecular».El impacto a nivel cultural será más psicológico que practicable. «Pensar en habitar esos exoplanetas todavía está lejísimos de nuestras posibilidades tecnológicas», desalentó el científico argentino, quien fuera premiado para trabajar en el Instituto del Telescopio Espacial (STSCI) con sede en Baltimore, EEUU.
En tamaño y peso reducirá a la mitad las proporciones del Hubble, pero estará dotado por un espejo primario tres veces más grande. Conformado por 18 paneles hexagonales, el lente del telescopio medirá 6,5 metros, lo que permitirá captar la luz de las primeras estrellas y galaxias transparentes ante la luz infrarroja y, tal como lo anunciara el experto, valorará y cotejará la atmósferas planetarias fuera de la galaxia potencialmente habitables.
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