Seguir una dieta es un karma que vivimos todas las mujeres en cierto punto de nuestras vidas:
Algunas son más estrictas consigo mismas y la siguen al pie de la letra, y otras tienen menos fuerza de voluntad y se salen del régimen a escondidas.
Si eres de la segunda opción ya sabes por qué sigues sin perder peso, pero si eres fiel a tu dieta y sigues sin ver resultados puede ser por algunos errores que estás cometiendo al alimentarte, y hoy te contamos cuales son:
1. Usas el aceite de oliva para todo porque es bueno para la salud y lo recomiendan en la dieta. Sí puedes usar el aceite de oliva, pero muchas mujeres piensan que las propiedades nutritivas de este producto mediterraneo cancela el número de calorías. Recuerda que sigue siendo un aceite, y que por lo general una cucharada contiene 120 calorías y 14 gramos de grasa. Así que para que no te excedas en la cantidad que le colocas al pan o a la ensalada, mide el aceite que le colocas a los alimentos. O mejor aún, viértelo en una botella con spray así no habrá forma de que exageres en lo que le echas a la comida.
2. Eliminaste el gluten de tu vida. Hay gente que elimina el gluten porque así se sienten menos inflamadas, pero si tu cuerpo se hincha cuando comes trigo, debes consultar a tu médico porque se puede tratar de la enfermedad celíaco, un trastorno que daña al intestino delgado al comer el trigo. Si estás diagnosticada con esta condición es comprensible, pero si decidiste dejarlo a ver si bajabas unos kilos, estás dejando de ingerir granos saludables (hasta para el corazón), y peor aún, puedes estar sustituyéndolos por productos hechos a base de trigo que son altísimos en azúcar y sodio.
Lo ideal es que cambies de los granos refinados a los granos enteros: amaranto, lino, quinoa, etc.
3. Evitas la fruta como si fuera un dulce procesado. Si dejaste de comer frutas porque tienen mucho azúcar y te van a engordar, estás en un grave error. Los dulces de la naturaleza, especialmente los que crecen en plantas, sí tienen un alto porcentaje de azúcar natural, pero contienen beneficios esenciales para la dieta como vitaminas, minerales y fibras, que pueden ayudarte a sentirte llena por más tiempo. Por eso es que algunos programas de pérdida de peso como Weight Watchers te invitan a comer frutas sin sentirte culpable.
4. Comes menos y te ejercitas más. Cuando cortas drásticamente las calorías, le estás diciendo a tu cuerpo que disminuya su metabolismo y disminuya la pérdida de peso. El problema es que tu apetito puede que no se ajuste tan fácil a tu nuevo régimen estricto, así que si bajas de medida a corto plazo, tienes muchas probabilidades de aumentarlo igual de rápido ¡y unos kilos demás! al abandonar la dieta. Lo recomendable es que consumas 2.000 calorías por día, pero lo mejor es que te asesores con un nutricionista.
5. Consideras una locura comer nueces. Muchas de nosotras tenemos miedo de comer nueces porque parecen pequeñas tentaciones de grasa pura. Lo que desconoces es que este alimento tiene grasa buena, y es un nutriente esencial para ti, que además te ayuda a perder peso porque satisface a tu estómago y no tienes la necesidad de comer algo que sí engorda. Hay estudios que comprueban que comer regularmente nueces y almendras hacen que comas menos por el resto del día. Así que en vez de comer pretzels salados o papas fritas procesadas, escoge la mejor opción y merienda con almendras, cacahuates o castañas de caju. Si tienes miedo de sobrepasarte con la cantidad, entonces elige los pistachos con cáscara, ya que investigaciones indican que la cáscara funciona como una señal para parar de comer.
¿Eras de la que estaba dejando de comer para no ganar peso? O pensaste que el aceite de oliva era tu mejor amigo . Ahora que sabes estos errores comúnes, pon en marcha tu plan de dieta y cuéntanos cómo te fue.
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