Al parecer, la peor enemiga de tu piel eres tu misma
Quizás tu piel no para de tener brotes, o a lo mejor todavía no consigues ese brillo natural; si por más que cuidas tu cara no tienes los resultados esperados, puedes estar cometiendo uno de estos malos hábitos (¡muchos de ellos sin darte cuenta!):
Estás usando productos muy fuertes:
Muchas personas que son propensas a las espinillas o tienen la piel grasa gravitan hacia exfoliantes y limpiadores que las secan. En teoría, esto parece una buena idea, pero en realidad le quitan a la piel todos sus buenos aceites y disminuyen su propia barrera protectora natural. Esto acelera la producción de petróleo y aumenta los brotes. Es mejor que laves tu cara con una leche limpiadora para nutrir a tu piel.
Compras productos que vienen en tarros:
Los productos anti-envejecimiento contienen antioxidantes, que se descomponen con la exposición repetida a la luz y el aire. Y si tu crema limpiadora o humectante viene en frasco, esto sucederá cada vez que la uses, convirtiéndose en menos efectiva con el tiempo. Así que al ir de compras, elige productos que vengan en presentaciones como tubos o envases de plástico.
Escatimas en el sueño:
Todos sabemos cómo una buena noche de descanso puede beneficiar a nuestros niveles de energía, el metabolismo y el estado de ánimo. Pero también tiene un gran efecto en nuestra piel, incluso más allá de las ojeras. Cuando la piel no obtiene el combustible necesario, puede llegar a lucir opaca y pálida. La falta de sueño puede ser tan estresante que en realidad hace que nuestro cuerpo, incluyendo la piel, para generar radicales libres.
Duermes con fundas de algodón:
Hablando del sueño presionar persistentemente tu cara contra la almohada (especialmente si estás cumpliendo con las 8 horas ideales), puede causar trauma en tu piel, incluyendo arrugas permanentes mientras el colágeno se rompe. Lo más recomendable es que cambies tus fundas de algodón por unas de satén o seda, porque crean menos fricción. Además las almohadas acumulan residuos; si eres propenso al acné, debes cambiarlas una vez a la semana.
Usar demasiados productos:
Todos tenemos nuestra rutina de belleza, o al menos estamos tratando de encontrar la más adecuada para nosotras. Pero es posible que el uso de demasiados productos activos a la vez, y terminas causando más irritación en lugar de beneficios. Si tu piel se ha vuelto sensible, roja o escamosa, lo más probable es que estés abusando. Alterna un producto calmante cada dos días con tus peelings, retinoides, y sueros activos.
No te aplicas los productos en el orden correcto:
Una de las claves para conseguir el máximo beneficio de tu régimen de cuidado de la piel es ir de lo más ligero a lo más espeso después de limpiar tu rostro, es decir, tóner, suero, crema. Los productos más pesados pueden bloquear los más ligeros cuando penetran la piel, evitándoles realizar su trabajo.
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