Cuando entendemos que «los ojos son los espejos del alma», comenzamos a comprender que las miradas abrigan una enorme gama de significaciones y que saber interpretarlas es vital para que la comunicación fluya de una forma más armónica.
La mirada va ligada junto a otras señales que el cuerpo arroja (labios, manos y cuerpo entero) a las que también hay que poner atención para no tener una idea equivocada.
¿Quieres saber qué tipos de miradas existen? Toma nota y a practicar tus mejores miradas para conquistar.
La mirada insistente
Tal como su nombre lo dice es aquella que un una persona sostiene persistentemente sobre otra y puede denotar, dependiendo del contexto, o una intensa atracción física o total desaprobación.
La mirada de atracción se suele acompañar de una discreta, casi invisible sonrisa mientras que la mirada crítica entrecierra un poco los ojos e incluye los brazos cruzados o en posición desdeñosa.
Es por lo general uno de los primeros juegos de seducción entre dos personas que se atraen y puede llegar a convertir en una competencia por ver quien la sostiene durante más tiempo como para ver «quien va a dominar en la relación».
La mirada gélida
La mirada fría es desconcertante e hiriente pues transmite desprecio o total desinterés hacia el receptor, se da después de una grave traición o un profundo desengaño.
Es una mirada inexpresiva, sin brillo en los ojos y se acentúa con una inmovilidad casi estoica que se va acrecentando a medida que la otra persona busca pedir perdón o indagar el porqué de esa actitud.
Esto la hace una de las miradas más temidas, incluso más que una mirada de furia, pues no deja entrever los pensamientos de quien la hace creando una profunda desazón.
La mirada «sobrada»
Propia de jefes, altos gerentes y personalidades del espectáculo o la academia o simplemente de aquellos que se creen más que el resto, aún sin ningún motivo.
Conocida popularmente como «mirar por encima del hombro», es una mirada cargada de hastío y se caracteriza por tener los ojos entrecerrados con la barbilla levantada, posiblemente una ceja levantada y los labios fruncidos.
Se da siempre que alguien, bien sea subalterno, fan o cualquier persona osa interrumpir, opinar o contradecir a la luminaria. Dicha mirada se sostiene hasta que el que la causó se percata de su error.
La mirada coqueta
Una mirada traviesa, pícara e insinuante muy propia del flirteo femenino cuando se siente atraída por alguien; esta mirada combina elementos de la insistente en cuanto a la persistencia en observar el objeto de interés, pero en este caso de una forma más suavizada, tipo escaneo (es decir recorre el cuerpo de arriba abajo) y conjuga varios elementos: una voz suave casi como un ronroneo de placer, una sonrisa amplia y el jugueteo de las manos con su propio cabello.
El caso masculino cambio un poco pues la mirada es un poco más altiva, ya que la cabeza esta inclinada hacia atrás, de manera que alcanza a ser levemente una mirada «por encima del hombro», pero en este caso sin la prepotencia de la sobrada.
La mirada soñadora
Un poco más ingenua que la mirada coqueta, la mirada del enamorado que lo termina traicionando y evidenciando muy a su pesar.
Esta mirada se reconoce por unos ojos ligeramente abiertos y una mirada brillante junto a una sonrisa sin sentido que es imposible borrar, y en el peor de los casos, el puño descansando sobre la barbilla.
Por lo general, a medida que avanza la conversación, la mirada se va perdiendo entre ilusiones y proyecciones a futuro hasta que la conciencia en una ráfaga trae al sujeto a la realidad para repetir el ciclo posteriormente.
Ahora que ya sabes qué tipos de miradas existen, ¡pon en práctica tu mejor mirada!