¿Qué es la cafeína y qué nos produce?

La cafeína es casi omnipresente: se encuentra principalmente en el té y en el café, pero también en la mayoría de los refrescos, en el mate y en los antrigripales. Así que, sin que lo sepamos, en un día consumimos bastante cafeína. Por eso, es conveniente preguntarnos: ¿qué es la cafeína y qué nos produce?

¿Qué es?

Para nosotros, la cafeína existe desde 1819. Este fue el año en que la descubrió el químico alemán Friedrich Ferdinand Runge. Se trata de un compuesto químico de origen vegetal. De hecho, se encuentra en las hojas y frutos de muchas especies, y en ellas funciona como un pesticida natural que elimina a los insectos potencialmente dañinos.

¿Qué nos produce?

Todo lo que ingresa en nuestro organismo posee un efecto determinado. La cafeína no escapa a esta regla; en este sentido, el consumo de este compuesto químico tiene ciertas consecuencias. Pero, ¿cuáles son?

#1 Alivia el dolor de cabeza

La cafeína es sumamente efectiva para acabar con los molestos dolores de cabeza –sobre todo, si son la secuela de una cirugía. Por este motivo, es un ingrediente infaltable en cualquier analgésico que se precie como tal.

#2 Estimula al sistema nervioso

Algunas investigaciones han demostrado que, en la mayoría de las personas, el consumo de cafeína estimula al sistema nervioso y le concede un estado de mayor lucidez. Este efecto se ve potenciado si se la combina con glucosa: estos dos elementos juntos son ideales para mejorar el funcionamiento mental.

#3 Mejora el rendimiento físico

Pero, la cafeína no solo actúa sobre nuestra mente, sino también sobre nuestro cuerpo. Así, incrementa la resistencia física y demora el agotamiento. La cafeína parece ser particularmente útil para quienes se someten a entrenamientos largos. Para los de menor duración, no es de gran ayuda.

Estos son todos los beneficios de la cafeína. Ahora bien, es importante que la consumamos con moderación. De lo contrario, estaremos aumentando los riesgos de sufrir desórdenes de ansiedad, enfermedades cardíacas y osteoporosis. Esto nos prueba que, una vez más, Voltaire tenía razón cuando exhortaba permanecer en la «divina medianía» y afirmaba: «La felicidad del hombre no yace ni en la abstinencia, ni en el exceso».