Muchos piensan que ser monja es algo muy aburrido, aunque no para todas por lo que se ve. Las dos protagonistas de esta historia, Darcy Johnson y Christine Meeusen, le juraron su amor a Dios y ahora dedican su vida a intentar curar al mundo de una forma muy, pero que muy, peculiar y llamativa: cultivar marihuana para venderla.
Los fotógrafos Shaughn Crawford y John DuBois han retratado a las religiosas californianas en su día a día mientras cultivan la hierba según los ciclos lunares. No solo pretenden venderla al mundo en entero para tratar diversos problemas de salud, sino que también la prueban y le rezan antes de comercializarla por Internet.
Las monjas tienen licencia para vender la marihuana, aunque les han cerrado recientemente la web en la que lo hacían y han comenzado con una campaña de crowfunding para recaudar 10.000 dólares y poder continuar con su proyecto.